-Dime... ¿De dónde vengo?
-Estabas en la Nada, como el cobijo en el hoyo. Y Él, del que ignorabas tú su existencia, porque cuando no se es, se ignora, hizo que fueras.
Por ello vislumbró tu algo el Conocimiento, porque tu Yo empezaba a nacer, como nace una flor, que aunque surge de un soporte, a menudo, lo ignora. Y vagaste, como la hoja que movida por el viento, vaga aquí y allá.
Cuando fuiste, Él depositó en ti el Amor y la intuición. Y también hizo la caja en donde cada una de tus vivencias sería depositada.
Y en tu viaje por la Existencia, las experiencias se fueron acumulando. Y en tu Alma, la Esperanza y el Amor fueron anidando. Y comenzaste a ver la Luz ante tanta tiniebla. Y el corazón, en el que vivía la caja del Amor y de los recuerdos y vivencias, se hizo gran corazón.
-Dime... ¿Hacia dónde voy?
-Vas de regreso a tu Casa. A tu Origen.
Y no es difícil reconocer la Casa de donde saliste. Y Alguien acogerá tu llegada.
Ese día, tu regocijo será tal que las palabras no serán y las manifestaciones no serán, pero sí la Unión y el Sentimiento.
Y entonces volverás a formar parte de la rueda de la Existencia.