¡Al fin!!!! He llegado con el tiempo justo para el concierto. Me han embalado y parece que la travesía por barco, tuvo consecuencias funestas. Me zarandearon las olas, y el muchacho encargado de mi embalage, dedicó más atención a aquella exuberante joven, que a prestarme servicios, para que llegara intacto a mi destino.
El viaje desde Gales ha sido duro. Sí... muy duro; por eso vengo con retraso. Después del zarandeo por mar rizada, he sufrido algún desperfecto y me han estado toqueteando para ponerme a punto.
Soy bellísimo. Lo sé y me enorgullezco de ello. Dicen que mis ancestros datan de la Edad Media, pero en el Renacimiento me dejaron de lado. Una pena para la humanidad. No es que me sobrevalore pero eso de ser un Arpa Celta me da subidón.
Llega el Jueves esperado y al fin, me situan en un gran escenario.
He pedido un trato preferente, como corresponde a mi rango y belleza, pero no me escuchan. Estoy al final, y me puedo lucir más bien, poco.
Espero que por lo menos, mis cuerdas vibren con dedos sutiles de una joven dama, y así... podré repartir notas con la alegría, el don y la prestancia que merezco.
Pasan los minutos, y ya, todos los instrumentos estamos preparados.
Hombres y mujeres, bellamente vestidos, se acercan a cada uno de nosotros, para que juntos comencemos a deleitar melodías.
Veo un viejecito con dedos retorcidos por la artritis, y justo ese es quien se acomoda en la silla vacía, que está a mi lado.
Quiero morir. Un viaje tan largo para esto.
Comienza el concierto, y sueno y resueno, y de pronto... todos los instrumentos quedan mudos, menos yo.
El gentío de pie, el hombre de los dedos deformes, con maestría jamás oída, hace vibrar la sala. Y mis cuerdas se mueven, ahora en do, ahora en fa, ahora en... ahora en... viajo y viajo con sonidos jamás escuchados y un coro de aplausos... me estremece mientras acaricio a la vez que me acaricia, ese viejecito de aire enjuto y aspecto marchito, que me descubre una nueva forma de dar forma a las notas.
La verdad es que, he descubierto que nunca se sabe en donde está la dicha...
Celia aun estando en el rincón más oculto la belleza aflora, con dedos deformes, con cuerpo marchito el genio del artista, su alma, toda su sensibilidad la traspasa a unas mudas cuerdas. Precioso relato.
ResponderEliminarUna pequeña lección a esta engreidilla arpa.
Un beso.
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ResponderEliminarAsí es, mi querida amiguina... "Nunca se sabe quien nos traerá la dicha". Toda una lección de humildad para la engreída, aunque bella arpa. La misma lección que deberíamos aplicarnos el resto de todos los mortales; el aprender a no juzgar el contenido, solo por el aspecto del envoltorio, no, antes de abrirlo.
ResponderEliminarComo siempre, un placer leerte.
Besines.
Si, querida amiga, así es. "Las apariencias engañan" una gran lección de humildad.
ResponderEliminarSobre el arpa... me gusta mucho la palabra arpegios....
me parece muy romántica, etérea...
Me ha gustado mucho, amiga.
Vamos, que era un viejecillo marchito con los dedos artríticos, pero un maestro y un artista, eh?
ResponderEliminarSí, siempre pasa lo mismo. Luego se nos cae la cara de vergüenza al comprobar cómo de equivocados estábamos con las apariencias...
Un beso, Celia!!
Celia,
ResponderEliminarme encanta el sonido del arpa. Para mí tiene magia. Como la magia de escucharlo mientras leía tus palabras...
¿Estoy loca?
;)
Un abrazo
Bello hermana. Ya sabes lo que dice el refrán "se es más sabio por viejo que por listo" por decirlo con mis propias palabras.
ResponderEliminarImagino esas artríticas manos acariciando al arpa como a una preciosa mujer de la que salen los suspiros deseados.
Un besiiiiinnnn
Mariví
Me gustó la visión del arpa. Bendito instrumento.
ResponderEliminarY ese viejecillo artrítico ... no sera el amigo Stivel? Maravilloso arpista, me has traido a mente algunas de sus composiciones para arpa.
Besos, Celia
Original visión de un concierto, desde la mirada de un instrumento muy desconocido y casi unca solista.
ResponderEliminaruna sorpresa absoluta la diferencia entre la primera impresion y la realidad.
Un beso
Celia, astur, arpa celta, concuerda bastante.
ResponderEliminarDulcísimo instrumento que me evoca prados verdes, robles, mar brava, bosque húmedos, líquenes, druidas, muerdago mágico...no puedo evitarlo escuchando sus cuerdas que derraman líquidos sonidos, para pintarme Escocia, Irlanda, Asturias, Bretaña, Gales, Cornualles, Galicia, países celtas.
Y en tu concierto, después del largo viaje, el arpa, dubitativa y desconfiada, se presta a ser pulsada. Encuentra a un viejo, no se fía, pero es el mago que la enamora y la dispara hasta los aires en sutilísimas notas.
Como dice Juan Carlos ¿no será el bretón Alan Stivell? viejo mago del arpa celta.
Hermoso relato que nos regalas, yo lo he interpretado a mi manera.
Nos vemos, Celia, avanzo un cariñoso besito.
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ResponderEliminarMuy bonito. En un principio, no caía en la cuenta.
ResponderEliminar¿Se trataría de algún músico, de un aristócrata, de un mismisimo bajel?
Luego, pensé en un violoncelo. Una denominación más bien barroca.
¡Además, no es éste acaso mi instrumento favorito!
Sin embargo, tú me has deleitado con la descripción de una manera de haber interpretado y la consecuente reacción de un auditorio. Te daba la razón en relación a esto que afirmas.
¡No se sabe donde está la dicha!
Por otra parte, me preguntaba por qúe habrás situado este relato en Gales...
Un abrazo.
El arpa dicen que es uno de los instrumentos más difíciles de tocar, parece que la has de acariciar, y después has de cerrar los ojos y disfrutar de su sonido, que como las olas del mar te mecen poco a poco, dejándote extasiada.
ResponderEliminarMuy bonito tu relato
Un beso
¡Cuánta nota dormía en sus cuerdas,
ResponderEliminarcomo el pájaro duerme en las ramas,
esperando la mano de nieve
que sabe arrancarlas!
Como el arpa de Becquer, el arpa de tu historia parecía ocupar un lugar casi olvidado encima del escenario, hasta que, gracias a la mano que supo tratarla,cobró protagonismo y llenó el espacio con toda su música y toda su magia.
Un abrazo.
Alucinaba hasta saber de que estabas hablando, me gusto mucho el relato.
ResponderEliminarPrimavera
Y al final se hizo la magia, tan delicado y soberbio instrumento tiene su bien merecida lección de humildad en forma de preciosa melodia.
ResponderEliminarPrecioso relato...
Querida Celia tengo muchas ganas de realizar el curso del método Silva y es este fin de semana en Gijón, es intensivo, pero me han dado la opción de hacer el sábado 26 la primera parte y en Otoño la segunda, lo realizan en un hotel de Gijón.
ResponderEliminarTendria que ir el viernes, a ver si me animo, tengo muchas ganas de hacer este curso.
Besos y muchas gracias por la felicitación, estoy viviendo un momento super especial en mi vida.
Exacto, nunca sabes de donde vendrá la dicha, la mia seria haber podido escuchar ese arpa celta.
ResponderEliminarPetons
celia, has puesto el arpa en una orquesta. yo te la he buscado en mi recuerdo. y la gran arpa que conozco desde hace mucho es esta:
ResponderEliminarhttp://www.youtube.com/watch?v=n2es5jL9ohw&feature=related
es emilio cao.
medio beso.
el amor de uno y otro, de instrumento e interprete te salió majestuoso... encima el arpa tiene eso de cielo, de ángel incrustado y hace todo más bello aún- besos!
ResponderEliminarLa más original, Celia. El concierto visto por el instrumento, ni por el concertista ni por el público. Y con sorpresa naciendo de unas manos artríticas-artísticas, por viejas más sabias, claro.
ResponderEliminarUn beso.
El sonido del arpa me parece dulcísimo, y la verdad es que evoca imagenes de prados, de verdes y flores. Me ha encantado Celia tu versión juevera. Tan valiosa! Tu particular vision desde el instrumento, su sentir y sus dudas. Magnifico!
ResponderEliminarBesito
en estas cuerdas dormitan melodías exquisitas. Tú has contado una...
ResponderEliminarun fuerte abrazo lleno de arpegios.
Celia, ya no es por tu cumple, que cuando llegue el día ya me pasaré a felicitarte... Me paso para darte ánimos y a decirte algo que tú ya sabes... ""todo va a salir tal y como tú lo deseas"", seguro que sí, y si cabe, mucho mejor aun, ya lo verás y ya nos lo contarás.
ResponderEliminarUn beso inmenso y un abrazo fuerte, lleno de mucha energía positiva, amiguina.
¡Precioso, Celia! Es cierto, nunca se sabe dónde está la dicha, pero sí sabemos dónde está el arte: en la Naturaleza, en la música, en la pintura y en textos como el tuyo.
ResponderEliminarUn beso enorme, amorosa :)
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ResponderEliminarDe esa forma tan tuya, has creado una de esas metáforas que a modo de llave maestra casi podría encajar en cientos de escenarios completamente diferentes...
ResponderEliminarCelia, en ocasiones abren tus palabras puertas donde parecía no existir nada....
Gracias