La Perla de la Unión. Un Simbolismo Universal.

La Perla de la Unión. Un Simbolismo Universal.
La "PERLA DE LA UNIÓN". Si todos aunáramos Creencia, en un Ser Único, sabiéndonos parte de Él mismo, la vida cambiaría.

miércoles, 28 de noviembre de 2012

Nuestra Realidad conocida.



 
La Muerte, nuestra Realidad conocida.

La única verdad palpable de la que tenemos certeza, y a la que deseamos obviar desde el mismo momento en  que comenzamos el camino de nuestra vida, que no es otro que comenzar el camino hacia nuestro adiós.

La Muerte se trata de ocultar, de ignorar, y nos pensamos accionistas eternos de la Tierra, haciendo tantas cosas y acumulando tanto… creyendo que todo va a permanecer y nosotros, desde luego, también, en el terruño que venimos a ocupar.

Realmente somos “okupas” de este lugar en donde vamos a cosechar experiencias.

Nacemos un día, no importa donde, -bueno sí importa, pero esto es otra cosa-.

Creo que venimos con un libro de instrucciones, y que en muchas ocasiones, nos olvidamos de leerlo; ves unos carriles, y tienes pila para caminar.

Hay pilas que duran más y otras menos. Unas son más bonitas, por el colorido, y otras casi pasan desapercibidas por quien las usa.

Casi siempre nos olvidamos de leer el libro de instrucciones y nosotros comenzamos a labrar esto por aquí… eso por allá.

Hacemos la zancadilla a aquél que avistamos de lejos, y corremos a su alcance, cambiando de vía, y derribándolo, no sea que nos adelante.

Pero, no contentos con eso, también en el lote y después de haberle hecho añicos, queremos quedarnos con el carril por el que transitaba.

Y avanzamos, sin darnos apenas cuenta de lo que estamos haciendo, y por supuesto en ningún momento reparamos en mirarnos para intentar recoger a quien ha quedado por el camino.

Y el libro de instrucciones ya quedó en el olvido, y como sustituto, vamos imaginando el libro de la puñetería, de los acosos, de las zancadillas, de los triunfos… creyendo que nuestra vida en la tierra va a ser infinita.

Hay muchas vías, y el que se queda atrás porque el otro le ha derribado, se pudre en la ladera, en donde nadie va a reparar en él, ya que estamos mucho más entretenidos mirando ese futuro, que realmente va a ser nuestra trampa.

Un día, llegamos a la última estación y nos encontramos con el final del viaje. Lamentos y más lamentos… Pero ¿y esto? piensan y pensamos. ¿Qué ha ocurrido?

Entonces llegamos a donde teníamos que tener en cuenta, íbamos a llegar y Alguien nos recibe.

-¿Has leído el libro de instrucciones?

-¿Qué libro?

-Aquél que yo te regalé para que supieras caminar por la vida.

-¡Ah! No. ¿De que libro me hablas?

-Del que llevabas impreso en el corazón.

-No. Yo sólo atendía al jefe de las vías que me decía por donde tenía que ir.

-¿A cuántos has derribado mientras caminabas?

-A nadie, Jefe. A nadie.

-Yo te he visto dejar tirada a mucha gente, y abusar de tantos y tantos, y comenzar las luchas por llegar el primero, y has hecho que otros muchos se doblegaran ante ti. Yo te he visto que has arrollado en tu carrera y no miraste siquiera los despojos que has dejado.

-Es que yo creía que tenía que ser así.

-Eso es porque no has mirado las lecciones… Tal vez… tendrás que repetir curso.

3 comentarios:

  1. Pese a su tema más bien amargo, pero que forma parte de nuestra realidad, me ha encantado la reflexión. ¿Masoca? ¡¡Noooo!! Superviviente más bien.
    Besos

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  2. Un excelente relato con magnificas reflexiones. Ese libro de la vida del que hablas, creo que lo enterramos cuando el conocimiento nos empieza a invadir, amiga mía. Lástima, pues si lo tuviesemos a mano el recorrido, siendo el mismo, seria de otro modo.

    Un beso, Celia.

    FINA

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  3. Estamos andando a tientas. Nos damos cuenta casi al final del camino.
    Un abrazo

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