Recuerdo aquella vez que me metí en la cama con mi muñeca favorita. La abracé todo lo que pude pensando en que esa y no otra, sería la última demostración de amor para mi compañera de juegos.
Aquella noche, hace ya de esto muchos años, y según los diferentes auspicios sería la última, para el Planeta Tierra. Se había esparcido la teoría del adiós a la Vida, revelada por no sé quien.
El caso es que, aún con mis pocos años, había podido escuchar cómo los mayores hablaban con firmeza y sin tapujos sobre el fin del Mundo que acontecería aquella madrugada.
No ocurrió nada, y cuando me desperté no estaba en el Cielo, rodeada de Ángeles, como decían iba a ocurrir.
Por eso, y con todos mis respetos a los inteligentísimos Mayas, a los que admiro de todo corazón, no creo que el Mundo se acabe en este año recién nacido.
Aunque… bien pensado, si Dios existe -algo que no pongo en duda-, tal vez sería el momento de llamarnos a todos los pobladores del Planeta Azul, al orden.
Dejaríamos aquí en la tierra, lo que le pertenece, o sea, nuestra envoltura física, y después con el Alma abochornada por tanto abuso y tanta basura esparcida, daríamos cuenta de nuestros actos.
Sería precioso hacer un borrón y cuenta nueva.
Regresaríamos después otra vez a este lugar, con el Alma lavada y los abanicos de los sentimientos sin mancha alguna.
Ya... ya se que es una utopía.
Lo que creo cierto es que seguiremos dando vueltas uno y otro año, girando en un Planeta hecho jirones, con pobladores con propósitos diversos.
Y para unos se acabará la vida, para otros comenzará y una gran mayoría seguiremos o seguirán con esto de los jueves literarios en el próximo 2013.
¿Nos apostamos algo?