La niebla, hoy, cubre mi valle, mostrando una imagen fantasmagórica e inusual.
Por la brisa que acaricia la arboleda, puedo ver, sin miedo a equivocarme, que dentro de pocos minutos ya nada ocultará eso que ahora, se esconde debajo del manto gris.
Percibo un olor a humedad, y el otoño anuncia su llegada; su nacimiento… haciendo que muera la estación que le antecede.
Y es que la vida es así. Todo muere y todo nace. Tal vez todo tenga que morir para volver a nacer aunque sea con formas diferentes, en lugares distintos y con tintes de vida muy dispares.
No quiero volver la vista atrás, y tampoco deseo añorar eso que ya se acaba; por lo que centraré mi ilusión en divisar los próximos colores ocres y anaranjados que cubrirán los montes y los campos, haciendo de su muerte la admiración del que mira.
Y los pintores plasmarán los bellos colores del adiós, en tantos lienzos… y los escritores suspirarán teñidos de nostalgia y llenarán folios y folios con pesadumbres, infortunios y tristes despertares, para acompañar la muerte de la vida… esa que vuelve a nacer en primavera.
Hasta donde alcanzo a comprender… En nuestro Yo, habita la Permanencia. Se instala la Quietud. Se vive la Libertad. Se encuentra el Conocimiento. Se siente la Verdad. Se absorbe la Sabiduría. Se palpa la Realidad. Y la gran Realidad es que Yo... es Tú. El yo Racional, comete errores. El Yo Espiritual, nos enseña el Camino. El díalogo no se hace esperar mientras la vida transcurre, entre Luces y Sombras.
La Perla de la Unión. Un Simbolismo Universal.
lunes, 15 de septiembre de 2008
La niebla
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Niebla en mi valle
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