
El tren camina medio derrengado entre las montañas asustadas por el humo negro y el tintinear pesado de su hierro.
En los bancos de madera, un hombre y una mujer comparten departamento en ese viaje Transiberiano.
Hace frío. Un frío gélido que entumece el cuerpo de los dos pasajeros. El hombre, lleva ya unas horas medio dormitado en su asiento compartido con fardos. Su fortuna.
La mujer ha cogido en la última estación su medio de llegar al lugar en donde es esperada.
Al principio, no existen las palabras. Más tarde él levanta su mirada azul y choca con la de esa insospechada acompañante que el destino le puso.
Le sonríe, y quedamente le dice no sé qué. Ella se despoja del gorro entapizado que cubre su cabeza, y sin decir palabra se sienta junto a él.
La reseca piel… se cubre de humedad; los latidos del corazón… bombean a la par que las ruedas de hierro viejo; los suspiros… se entremezclan con el silbido de la máquina; y ya… por fin, el tubérculo que yacía bajo la tierra gris, despierta a la vida, entre las nieves y las llanuras frías de un lugar cualquiera, en la maraña helada de un viaje inesperado.
En los bancos de madera, un hombre y una mujer comparten departamento en ese viaje Transiberiano.
Hace frío. Un frío gélido que entumece el cuerpo de los dos pasajeros. El hombre, lleva ya unas horas medio dormitado en su asiento compartido con fardos. Su fortuna.
La mujer ha cogido en la última estación su medio de llegar al lugar en donde es esperada.
Al principio, no existen las palabras. Más tarde él levanta su mirada azul y choca con la de esa insospechada acompañante que el destino le puso.
Le sonríe, y quedamente le dice no sé qué. Ella se despoja del gorro entapizado que cubre su cabeza, y sin decir palabra se sienta junto a él.
La reseca piel… se cubre de humedad; los latidos del corazón… bombean a la par que las ruedas de hierro viejo; los suspiros… se entremezclan con el silbido de la máquina; y ya… por fin, el tubérculo que yacía bajo la tierra gris, despierta a la vida, entre las nieves y las llanuras frías de un lugar cualquiera, en la maraña helada de un viaje inesperado.
Anexo:
En un comentario me han dicho que todo ha sido demasiado rápido y que parece... una eyaculación precoz.
Pero ¿No habéis reparado en el hecho de que estuvieran muertos de frío? Había que ir al grano, bueno, en fin, por decir algo...
La cuestión no era como para tomárselo con mucha calma. ¿O no es así?