Llueve, y los regueros de finas gotas llegan hasta la ventana. El cielo está plomizo, y todo hace presagiar una jornada gris.
Odio la monotonía y la pasividad. Me agrada el movimiento y las sensaciones que hacen que mi corazón se mueva de forma cardiaca para más tarde reposar.
Por eso amo los días entre nubes y sol; cuando la lluvia cae con fuerza y azota los cristales, para más tarde dejar paso a los rayos del Astro Rey.
Por eso hoy, se me antoja triste. Porque el cielo está lleno de nubes, y la lluvia fina está cubierta de monotonía, y penetra en mí cubriendo de melancolía mi Alma, que hoy está muda, porque no quiero escuchar.