
Hoy veo desde estas alturas, que en el mundo, una vez más, todo esta revuelto; aquí y allá.
Por una parte, los aplausos a Obama y por otra, la consternación de muchos que ven algo inaudito en que el “Jefe del mundo”, sea de color.
Estamos totalmente majaretas.
¿Quién dijo que se es mejor o peor por poseer un determinado color de piel?
¿Quién dijo que uno tenga que humillar constantemente a otro, por sentirse superior en esto o aquello?
Tampoco corren muy buenos tiempos en nuestra Piel de Toro, porque las declaraciones de una Mujer, están haciendo correr ríos de tinta y de saliva, a prensa hablada y escrita. Y en la calle ya no nos acordamos de lo carísima que está la vida, porque nos invade el cotilleo sobre realidad, interpretación, posibilidad, etc. etc. de lo dicho.
Y las palabras de la referida Señora, seguramente habladas con toda sinceridad y coherencia, han hecho pupa, a gran parte de nuestra sociedad.
¿En dónde está la propia libertad? ¿Siempre tenemos que bailar el agua para que no mojen nuestras gotas a alguien y ello haga que se constipe?
¡Ah! cada uno quiere que le digan lo que desea oír, y eso no nos lleva a ninguna parte.
Tendremos que hacer un tratado sobre la tolerancia, eso nos haría ser un poco más humanos y comprensivos con los demás. Y lo que es mejor, con nosotros mismos.
Por una parte, los aplausos a Obama y por otra, la consternación de muchos que ven algo inaudito en que el “Jefe del mundo”, sea de color.
Estamos totalmente majaretas.
¿Quién dijo que se es mejor o peor por poseer un determinado color de piel?
¿Quién dijo que uno tenga que humillar constantemente a otro, por sentirse superior en esto o aquello?
Tampoco corren muy buenos tiempos en nuestra Piel de Toro, porque las declaraciones de una Mujer, están haciendo correr ríos de tinta y de saliva, a prensa hablada y escrita. Y en la calle ya no nos acordamos de lo carísima que está la vida, porque nos invade el cotilleo sobre realidad, interpretación, posibilidad, etc. etc. de lo dicho.
Y las palabras de la referida Señora, seguramente habladas con toda sinceridad y coherencia, han hecho pupa, a gran parte de nuestra sociedad.
¿En dónde está la propia libertad? ¿Siempre tenemos que bailar el agua para que no mojen nuestras gotas a alguien y ello haga que se constipe?
¡Ah! cada uno quiere que le digan lo que desea oír, y eso no nos lleva a ninguna parte.
Tendremos que hacer un tratado sobre la tolerancia, eso nos haría ser un poco más humanos y comprensivos con los demás. Y lo que es mejor, con nosotros mismos.