
¿Y cómo lo soluciono yo?
Tengo un problema… bueno tendré varios, pero ahora me ocupa éste:
Resulta que cuando escribo en cursiva, ladeo mi cabeza al son de la caída de las letras.
El caso es que no me había dado cuenta; pero un buen día entró uno de mis hijos, en este mágico lugar, en el que hago mis creaciones literarias:
-Mamá ¿Qué te pasa? Estás a punto de caerte a un lado y sigues escribiendo… ¡Qué fuerte!.
Entonces me miro y veo que tiene razón; le explico el motivo.
-Hijo, es curioso, no me había percatado en eso de ladearme en el sentido de las letras. Es que estoy con un párrafo en cursiva ¿sabes?
-Eres muy original mamá… Tengo una pregunta… Cuándo escribes mayúsculas ¿Te pones de pie?
-Oye… ahora que me lo dices…
-Anda que… ya te vale. ¿Y cuando escribes en negrita ¿te tiñes la cara de negro?
Tengo un problema… bueno tendré varios, pero ahora me ocupa éste:
Resulta que cuando escribo en cursiva, ladeo mi cabeza al son de la caída de las letras.
El caso es que no me había dado cuenta; pero un buen día entró uno de mis hijos, en este mágico lugar, en el que hago mis creaciones literarias:
-Mamá ¿Qué te pasa? Estás a punto de caerte a un lado y sigues escribiendo… ¡Qué fuerte!.
Entonces me miro y veo que tiene razón; le explico el motivo.
-Hijo, es curioso, no me había percatado en eso de ladearme en el sentido de las letras. Es que estoy con un párrafo en cursiva ¿sabes?
-Eres muy original mamá… Tengo una pregunta… Cuándo escribes mayúsculas ¿Te pones de pie?
-Oye… ahora que me lo dices…
-Anda que… ya te vale. ¿Y cuando escribes en negrita ¿te tiñes la cara de negro?
-Hombre, hijo... tanto como eso...
-No, ante mí no tienes que disimular; mira te traeré una caja de betún negro, por si acaso. Así no tienes que levantarte a buscarla.