Tal vez tengas dudas sobre las diversas Entidades que bajo
la cúpula Celeste, viven, y Yo te digo que partiendo del Ser Primero,
fundamento de los Universos, existen tal multitud de Seres, perfectos e
imperfectos, que mente humana nunca llegará a concebir.
Las Almas puras y elevadas, Son la Cúpula de las
derivaciones y en las derivaciones… las vivencias.
El Árbol de la Vida, lleva las raíces ancladas en el Pacto
Primero y a la vez, las ramas son sus diferentes experiencias..
El pacto Primero es el alimento, el asiento, el poder para
simbolizar la Fuerza y la Vida: “Sin raíz no hay fruto”.
El Árbol de la Vida tiene ramas y frutos y cada fruto
depende de su rama -en libertad sigue su trazado-, que puede ser hacia el Sol o
hacia la Sombra, y el fruto será germinado en Luz o en Sombra.
El Árbol de la Vida, vive, y deja que sus ramas tomen sus
derivas y en cada rama existe la posibilidad de abarcar e engullir otras ramas
y reducirlas entre sus hojas.
La maleza surgida de la Tierra también corre rauda a atrapar
las ramas, tanto las que brillan al Sol como las que son ensombrecidas pues su
finalidad es arrasar.
El Árbol de la Vida deja hacer, mientras Él sigue anclado al
sustento que vive en Sí mismo, mientras sus derivadas se involucran en sus
trazados.
Así las vivencias se establecen y las Almas, partiendo del
Ser, eligen ser finas gotas de melodía del Árbol de la Vida, o enredar sus
ramas y sus tallos de espinas, con las letanías de derribar el fruto de las
otras.
El Árbol de la Vida cobija y deja hacer, mientras la Causa
Primera, se sigue alimentando a través de la Existencia, creada sin creación
antes de que la Creación fuera.
