Me adoraron tantas veces..., y siento tanta morriña, que no dejo de pensar en aquel pasado lleno de bonanzas.
¿De qué me sirvió tanto abolengo si hoy yazco arrinconado, sin que casi nadie pregunte ya por mí?
Añoro aquellos tiempos en los que presidía cada lugar, en un entorno aromático; lleno de nostalgias; con el misterio del ambiente neblinoso.
Llenaban mi barriga una y otra vez, mientras me sentía tan dichoso, tan feliz por los servicios prestados... Tanto, que no me importaba sentir el chorro frío, después de cada toma, en los lomos de mi figura.
Hoy, a quienes se interesan en dónde estoy, los miran con recelo; y yo siento esa pena de no poder servir con mi presencia.
Soy un pobre cenicero que ayer fui rey y hoy mendigo.
¡Ah!. No hay quien entienda a los humanos.
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"La vida de las cosas". Una acertada propuesta, de Mercedes Martín.
Eso es lo malo de habitar en un local de menos de cien metros cuadrados, de donde los ceniceros fueron desterrados. Me ha gustado el relato. Saludos
ResponderEliminarLo confieso, yo soy de la que los miran con recelo.
ResponderEliminarMuy bueno, Celia.
y yo de los que se desesperan cuando no lo encuentro. Porque pronto oigo: ¡la ceniza! En fin, condenados la rincón de los indeseables, él y yo; los dos juntos.
ResponderEliminarTal cual lo has contado, Celia, tal cual...
Bikiños
Soy solidario con este cenicero, no somos más que víctimas de la campaña anti-tabaco...si nos quieren cuiidar, pues que nos cuiden...no sólo del fumar, naturalmente.
ResponderEliminarAbrazos Celia
y besos
REL
Nunca he fumado, pero siempre me han gustado los ceniceros. En casa siempre hay, pero de adorno. Nadie los usa nunca.
ResponderEliminarEn fin, pobre cenicero, una víctima más.
me gusta tu blog y me gusta tus propuestas prometo visitarte mas veces .
ResponderEliminarhttp://unmundomaslibre.blogspot.com/
este es uno de los mio por si te apetece.
un saludo.
Muy buen relato, Celia. Has conseguido mantener el suspense hasta el final. Pedazo de relato. Sí señora. Enhorabuena.
ResponderEliminarAquí llego, algo tarde, por el paseo introducido por Mercedes. Yo, he dejado mi relato en mi blog... pero soy nocturna!
ResponderEliminarBien, nos leemos.
Mon
Muy bueno.
ResponderEliminarMe hiciste recordar mis años de adolescencia. En ese entonces en la XEW que era la estación de radio más importante del país y se decía que la América latina. Pasaban un programa que no perdía de escuchar, se llamaba "el alma de las cosas", y ahí se relataba lo que sentía cada cosa. Creo, que ahí comenzó a fluir la idea de que todo tiene alma, hera un programa sensacional entre otros más que me gustaban como uno en que pasaban opera (no entendía que decían pero me llenaba el alma).
Un abrazo amiga por todo lo que me hiciste fluir en recuerdos de mi alma.
Celia
Muy bonito....
ResponderEliminarPasate por mi blog....
te regalo dos premios
¡Dulzura! y el
¡Premio luz del alma!
Un beso
Hola Celia,
ResponderEliminarLlego tarde a tu relato.
Pero he de decirte que ese cenicero podría ejercer de porta velas aromáticas, por ejemplo.
No somos nadie. Hoy nadamos en la abundancia y mañana pasamos totalmente desapercibidos...
Fumar es malo lo he leido en los paquetes de tabaco...
Un abrazo
Algo tarde para dejarte mi comentario y para unirme a vosotr@s a la propuesta de nuestra "compi" Mercedes, pero te dejo mi simpatía para ese pobre cenicero y para la recuperación de su memoría a través de tus bonitas palabras...
ResponderEliminarAunque no soy fumadora, te dejo mi cariño para él y para tí, su autora.
Muchos besines.
Pero... y lo bonito y limpio que está ahora y lo bien que huele???
ResponderEliminarPara evitar su morriña llénalo de poupurri de olor :)
Besos
Gracias a todos. Yo no soy fumadora (nunca lo he sido), sólo observo...
ResponderEliminarVIVIR, muchas gracias por los premios, pero es que no sé copiarlos. Te lo agradezco enormemente.
Un abrazo
Hola, Celia.
ResponderEliminarQue venía de visita por tu sitio para agradecerte tu paso por el mío...
Y voy y me encuentro al pobre cenicero viviendo sus horas bajas...
Qué lástima me ha dado, de verdad. Y eso que no soy fumadora.. jeje
Muchos besos, y definitivamente, te agrego... :)
Un relato muy interesante y una propuesta, en verdad, innovadora.
ResponderEliminarUn beso.
Soledad.
Lourdes, Soledad.
ResponderEliminarGracias por estar por aquí.
Sí. Ha sido una idea genial de la genial Mercedes.
Y el cenicer... pobrecito. Está a la espera de que se calmen las cosas.
Conste que no soy fumadora.
Un abrazo
Imaginate si llegase a un lugar donde se prohibiera fumar.... que pensaria?
ResponderEliminarSaludos y gracias por seguir a la Infame Verdad.
Que vida tan ingrata...una vida de entrega para terminar olvidado... "Él no lo haría" :)
ResponderEliminarMuy bueno.