Te recordaba, mayo, por los fragores de tu batalla; porque vienen las flores a María; porque los campos se cubren de hierba y margaritas; y también…porque los pájaros no dejan de cantar.
Te recordé desde siempre como esa antesala brillante del verano.
Pero nunca imaginé que el mes de mayo, pudiera hacerme el regalo más hermoso que nunca he recibido, al descubrirme que estoy viva. Y ese descubrimiento hace que hoy... sea tan feliz que no perciba las piedras del camino.
Esas nubes que presagian lluvia, son meras bolitas de algodones rosas.
Esas nubes que presagian lluvia, son meras bolitas de algodones rosas.
Y es que el cristal de la mirada tiene el color que el corazón le da.