La Perla de la Unión. Un Simbolismo Universal.

La Perla de la Unión. Un Simbolismo Universal.
La "PERLA DE LA UNIÓN". Si todos aunáramos Creencia, en un Ser Único, sabiéndonos parte de Él mismo, la vida cambiaría.

jueves, 14 de abril de 2011

Este jueves un relato "Un trocito de -Una historia en el Aire-"

Nos encontramos en el Aeropuerto de San Francisco.
¡Era él!, y los hados del destino, quisieron que regresáramos en el mismo avión, rumbo a España.



Nos acomodamos el uno al lado del otro, después de hacer el cambio de billetes pertinente, para que así fuera.
No sé cómo… A los pocos minutos de comenzar el vuelo, nuestras manos se enlazan, para más tarde fundirnos  en un largo abrazo.


Los latidos de mi corazón se enhebran con los de él, mientras  la sangre parece recorrer un solo cuerpo.
No siento ningún deseo sexual. Sólo quiero permanecer unida a él,  deseo que nada ni nadie nos separe. Nos miramos sin tiempo; sin noción de tiempo… Me besa, y en aquel instante sentí presente aquella historia de amor que un día, hace ya muchos años, vivimos en París.

Sus besos... como si otro nadie me hubiera besado nunca. Suspiro, y unas lágrimas de pena se desatan por mis mejillas y por las de él, uniendo las sales en el rostro del uno y del otro.
Unas lágrimas que escriben el vacío y la soledad ante  tanto tiempo perdido, por tantas vivencias de ausencia.

Nos contemplamos después de no sé cuánto tiempo unidos en uno; no decimos nada. Me vuelvo a la ventanilla y veo, allá en el abismo, un manto blanco.  Perdimos las percepciones y los pasados se unieron a los presentes de ahora.
Una punzada de felicidad me enhebró el estómago y el fluír de la sangre unió todas mis vivencias pasadas, sin su compañía, llevándolas al cerro del olvido. Sólo este presente mágico tiene importancia. Él y yo, sintiendo como antaño hemos sentido. Yo y él, abrazados como se abrazan los muérdagos al árbol.
¿Qué está pasando? El avión vuela de forma diferente. Algo se dice por megafonía insuflando tranquilidad. Dicen que todos regresen a sus asientos. Miro hacia atrás y sólo veo rostros desencajados.

Las azafatas corren hacia la zona de cabina… todo se está desarrollando muy rápido… Esteban toma mi mano y me abraza todo lo que nuestros cinturones de seguridad - nos permiten. Me susurra: “Mi amor, no tengas miedo, estoy contigo”. Y yo le digo que no tengo miedo, porque estoy con él.

Perdemos altura y el suelo se acerca a velocidad vertiginosa. Se escuchan gritos aterradores y alguna voz que clama al cielo.

Siento un mareo intenso y la certeza de que todo va a terminar para esta cantidad de pasajeros que nos encontramos en caída libre hacia nuestro destino.

Un ruido atronador y después un silencio. Silencio... silencio.

P.D.
El Relato no parece histórico, pero ¿acaso las catástrofes aéreas no forman parte de la historia?
Pues eso.