Parece que la Tierra, en estos precisos momentos, está elevando su vibración, y está sufriendo, no, mejor, viendo Luz, en este despertar en el que deja atrás el Anillo de Gusano o Puente de Einsteir Rossen.
Dicen que es tiempo de meditación. De aquietarnos para meditar y tomar conciencia de quien somos y hacia donde vamos. Y que nuestra transformación interior va a ser un motivo de cambio en el Mundo. Todo para bienestar de los que vivien, al comprenderse y así mismo, poder comprender a los demás.
"Tenemos que dejar atrás nuestra oruga oscura y transformarnos en Mariposas". Sí, con mayúsculas.
Por eso, esta mañana, seguí tranquila en mi cama; sin dormir. Simplemente meditando y viéndome oruga para observar de reojo como surgía una mariposa.
Rogué a la Naturaleza que fuera amarilla, con alas majestuosas para poder ser visible a los ojos de las demás. Y ya puestos... si puede sobresalir un poco... mejor.
El caso es que estaba con mis pensamientos y cuando ya emergía mi cabecita amarilla, llama a la puerta de mi dormitoria mi hijo pequeño:
-Mami, quiero desayunar. ¿Estás mal?... ¿qué te ocurre que no te has levantado?.
-Ay, hijo. ¿Cómo se te ocurre interrumpirme? Estaba a punto de convertirme en una mariposa amarilla.
-Ah! Estabas soñando.
-No. Estaba meditando, y viviendo un proceso evolutivo.
-Pues quiero desayunar y no veo ni zumo ni café.
-Es que es tiempo de quietud. Es necesario para llegar al proceso vibracional con éxito. Para ello... se necesita ayunar.
-Pero es que yo... no voy a transformarme en mariposa. Y quiero mi desayuno.
-Lo siento, pero necesito reflexionar y no hacer nada más. Dentro de unos día, cuando finalice, te haré un desayuno con churros y todo. Como parece que soy la única que está saliendo de su ostracismo evolutivo, en esta familia, dile a Papi que te ayude.
-Una mariposa, ¿hace churros y café y zumo? ya que vas a ser mariposa...
-Creo que sí. Pero te lo haré con más alegría. Seré feliz y por consiguiente, toda la familia lo será. Yo os voy a contagiar.
-Ah!.
Me recojo mirando mi propio parto. Y ¡oye!, me he visionado como una espléndida mariposa amarilla que sobrevolaba sobre mi cuerpo medio aturrullado.
Y en esas estoy, degustando la libertad, aunque sea en una habitación cerrada, cuando llega mi hijo con un recién comprado, caza-mariposas.
Y en esas estoy, degustando la libertad, aunque sea en una habitación cerrada, cuando llega mi hijo con un recién comprado, caza-mariposas.
Y entre sacudida y sacudida, miro mi cuerpo, al que poco me apetece regresar, pero que parece, me está esperando impaciente. Y dejo las alas diseminadas por la estancia mientras me afano a mi cobijo de siempre, que tampoco está tan mal, le digo para congratularme con él y que no me guarde rencor.
Ante tantos vaticinios, teorías, manifestaciones, vibraciones.. para este diciembre, hago un ruego a las Alturas:
Por favor... Tú que todo puedes, sácanos a todos del anillo ese de gusano, o déjanos dentro. Quiero seguir siendo borrego junto a más borregos. Porque como a alguno se le antoje que es mariposa y que sabe volar aunque no se despegue del suelo, se va a liar un verdadero conflicto internacional.
Tomemos conciencia de que lo importante es llevar Amor, comprensión y repartirlo allá por donde vayamos. Y de eso, Dios, hace ya mucho tiempo que nos ha regalado para dar y tomar. Y si la Divina Providencia tiene a bien regalarnos evolución, que nos regale también la coherencia suficiente para admitir que si unos vuelan, será porque han sabido observar que tenían alas.