La Perla de la Unión. Un Simbolismo Universal.

La Perla de la Unión. Un Simbolismo Universal.
La "PERLA DE LA UNIÓN". Si todos aunáramos Creencia, en un Ser Único, sabiéndonos parte de Él mismo, la vida cambiaría.

miércoles, 26 de enero de 2011

Este jueves un relato "Imagen disparadora de Musas"



Hoy te he visto; aunque nunca seremos lo que fuimos… hoy te he visto.

Era fiesta, y me había vestido para la ocasión.
Mi traje recién estrenado, no tenía flores, aunque yo pedía una y mil veces que fuera así... pero era caro y abundaba la escasez. Escogí con delicadeza el más bonito, para ceñirlo al cuerpo de mi hija y para mí, compré unos metros de percal oscuro.

La modista realizó el milagro de convertir en ilusión el mazo de tela.
Prendía todo, ágil, clavando certeramente los alfileres marcando las costuras y su maestría, convertía aquellos trozos que yacían sin vida en formas incluso delicadas, que se amoldaban por arte de manos expertas, a los talles.

Llegaba el día de fiesta en donde las banderas lucían asidas a la cuerda, moviendo con destreza acá y allá sus colores, como una bandada de pájaros silenciosos.

Era un día especial.

Salí a la calle para lucir aquel milagro que había obrado la mujer del cuarto verde, en donde se apilaban patrones, carboncillos, costureros y una máquina de coser que, parecía enorgullecerse con gallardía triunfando con su ALFA, escrita sobre el lomo negro.

El aire gélido me obligó a ponerme aquel abrigo viejo aún más oscuro que el vestido y, ya preparada, me dirigí a la Iglesia.
Te imaginé presente una vez más…, pero hoy… pero ahora… no era mi sueño, no eran mis ojos los que ponían tu imagen sin estar presente.

¡Eras tú!!! ¡¡¡¡Estabas aquí y no eras un sueño!!!!!

Te vi… me viste y, aquellas flores que lucían en los balcones de las calles, llegaron todas de sopetón a mi vida.
Surgió el milagro de reencontrarnos después de tantos años.
Nos miramos callados, traspasamos el iris, y llegamos al Alma que estaba despertando de un letargo grande y entonces, besaste mi mejilla mientras los transeúntes reojeaban sin torcer la cabeza.

Había pasado mucho tiempo desde aquel día.
Tú te fuiste a la guerra y yo me quedé llorando aquella ausencia tuya. Me dejaste un puñado de suspiros y, la sospecha de que no volverías.

Pero algunas veces la vida calla el pasado con un presente que vuelve a ser pasado.

Ahora, en este momento... parece que ha salido el sol, y que las flores todas se desparraman en el ambiente y también... en el suelo, mientras, en el aire se respira un  olor a jazmín, que invade todo.
La vida vuelve a ser maravillosa y viene a arrullar este momento tuyo y mío, intenso, de mirada a los ojos, de manos en las manos. De profundo silencio que no calla.

Y entonces, vuelvo a mirar un trozo de vestido que se cuela, oscuro, entre la botonadura de mi abrigo, más negro aún.
Y te aprieto las manos y tú aprietas las mías y, en silencio te digo adiós.

Y vuelvo a mi vida que hoy… ya no es tuya.

Y tú vuelves a tu vida que hoy… ya no es mía.