Hoy te he visto; aunque nunca seremos lo que fuimos… hoy te he visto.
Era fiesta, y me había vestido para la ocasión.
Mi traje recién estrenado, no tenía flores, aunque yo pedía una y mil veces que fuera así... pero era caro y abundaba la escasez. Escogí con delicadeza el más bonito, para ceñirlo al cuerpo de mi hija y para mí, compré unos metros de percal oscuro.
La modista realizó el milagro de convertir en ilusión el mazo de tela.
Prendía todo, ágil, clavando certeramente los alfileres marcando las costuras y su maestría, convertía aquellos trozos que yacían sin vida en formas incluso delicadas, que se amoldaban por arte de manos expertas, a los talles.
Llegaba el día de fiesta en donde las banderas lucían asidas a la cuerda, moviendo con destreza acá y allá sus colores, como una bandada de pájaros silenciosos.
Era un día especial.
Salí a la calle para lucir aquel milagro que había obrado la mujer del cuarto verde, en donde se apilaban patrones, carboncillos, costureros y una máquina de coser que, parecía enorgullecerse con gallardía triunfando con su ALFA, escrita sobre el lomo negro.
El aire gélido me obligó a ponerme aquel abrigo viejo aún más oscuro que el vestido y, ya preparada, me dirigí a la Iglesia.
Te imaginé presente una vez más…, pero hoy… pero ahora… no era mi sueño, no eran mis ojos los que ponían tu imagen sin estar presente.
¡Eras tú!!! ¡¡¡¡Estabas aquí y no eras un sueño!!!!!
Te vi… me viste y, aquellas flores que lucían en los balcones de las calles, llegaron todas de sopetón a mi vida.
Surgió el milagro de reencontrarnos después de tantos años.
Nos miramos callados, traspasamos el iris, y llegamos al Alma que estaba despertando de un letargo grande y entonces, besaste mi mejilla mientras los transeúntes reojeaban sin torcer la cabeza.
Había pasado mucho tiempo desde aquel día.
Tú te fuiste a la guerra y yo me quedé llorando aquella ausencia tuya. Me dejaste un puñado de suspiros y, la sospecha de que no volverías.
Pero algunas veces la vida calla el pasado con un presente que vuelve a ser pasado.
Ahora, en este momento... parece que ha salido el sol, y que las flores todas se desparraman en el ambiente y también... en el suelo, mientras, en el aire se respira un olor a jazmín, que invade todo.
La vida vuelve a ser maravillosa y viene a arrullar este momento tuyo y mío, intenso, de mirada a los ojos, de manos en las manos. De profundo silencio que no calla.
Y entonces, vuelvo a mirar un trozo de vestido que se cuela, oscuro, entre la botonadura de mi abrigo, más negro aún.
Y te aprieto las manos y tú aprietas las mías y, en silencio te digo adiós.
Y vuelvo a mi vida que hoy… ya no es tuya.
Y tú vuelves a tu vida que hoy… ya no es mía.
Bonito relato con un final desconcertante y quizá triste...
ResponderEliminarBesos.
Todo lo que empieza sea de la forma que sea, tiene que acabar de la forma que sea...
ResponderEliminar¿No?
Besos
Ohh que pena con lo bonito que parecia que iba a ser, dos personas que pasado los años vuelven a encontrarse para vivir el amor que seguro estaba en los corazones.
ResponderEliminarMe gusto el relato.
Primavera
Precioso relato, lo que pudo ser y no fue, la vida nunca sabe lo que nos depara. Al menos al final hubo un bonito reencuentro.
ResponderEliminarMuy bien escrito
Un beso
Triste relato, triste final, pero así es la vida ¿no? Nos gustan las historias dulces con finales de ensueño pero.... a veces aunque duela las cosas son como son, pero podriamos darle un giro?
ResponderEliminarBesos desde el corazón.
Puntadas, telas, vestidos, y el abrigo abotonado para salir a la calle de fiesta, una fiesta especial de reencuentro mágico. Valió la pena ese instante, ese revivir aunque ya no se pertenezcan, ni tuya ni mío.
ResponderEliminarMagnífico paseo por intensidades muy bien cosidas, letra a letra.
Bella historia Celia de encuentros y desencuentros, en la realidad y en lo soñado.
ResponderEliminarMe gustaron mucho las líneas dedicadas a la descripción de las telas y del lugar de trabajo de la modista, y su trabajo.
Se me hizo un poco confuso ese ir y venir del pasado al presente, pero después de releído creo que entendí bien y me gustó mucho.
Un abrazo muy fuerte, amiguina
Precioso relato, me has trasladado a tiempos pasados de "corte antiguo", y el final ya llegó, tan solo el cosquilleo de algo que pudo ser y no fue, y de vuelta a la realidad...
ResponderEliminarBesos
¡¡¡Precioso relato!!!!
ResponderEliminarEres una maestra en las descripciones de lugares y situaciones...
El final, un poco triste, pero bueno... mañana saldrá el sol.
Besitos
Ahí va mi querida Celia Y con un fuerte abrazo.
ResponderEliminarhttp://lacharcadeelisa.blogspot.com/2011/01/blog-literario-entre-el-alma-yo-y-la.html
Ranita
Un vestido nuevo, una ilusión en el corazón, o en el Alma como a ti te gusta decir, pero no fue suficiente. El tiempo y la distancia casi siempre son insalvables.
ResponderEliminarUn beso, Celia.
La descripción de la hechura del vestido, los pespuntes, la Alfa, era revivir un pasado, y de pronto el pasado surge, y se dan la mano, pero como pasado es, pasado se fue.
ResponderEliminarMe encanto, un desenlace que no te deja nada indiferente.
Petons
Toda la vida en un cruce entre multitudes. Un momentazo.
ResponderEliminarEl texto te lleva a imaginar esa mirada.
Quiérote.
Mariví
Uff, menudo reencuentro! Y es que, pasen los años que pasen, hay personas que cuando vuelven a nuestra vida, aunque sea un instante, pues eso, que te quedas así.
ResponderEliminar:)
Besos, guapa!
Bueeeno acabas de arruinar mi faceta de adivina, ya me había imaginado final feliz y presentación de la hija de ambos ya que cuando él se fue etc... etc... Me ha encantado Celia lindísima historia de lo que pudo haber sido y no fue y...tampoco lo será, pero a partir de ahora tendrán un nuevo recuerdo, el de ese momento en que se han visto, se han tocado fascinados ahogando ese puñado de suspiros que un día quedaron en el aire.
ResponderEliminarLa descripción que haces...superior. Un beso guapa.
Mi querida Celia compruebo que la imagen disparó un hermosos relato de encuentro, de amor y desamor, de puntadas y lucimiento. Me he ido de la mano de tu protagonista y al final me he quedado en ese contacto entre las manos.
ResponderEliminarUn beso
Delicioso relato, con recuerdos que saben a puntadas de hilo de seda. Y un encuentro en un presente del que sólo les pertenece un fugaz instante.
ResponderEliminarParece que los veo, en medio de la calle, escondiendo su atrevimiento y asumiendo su realidad.
Besos
Celia, bello relato amiga. Un hermoso reencuentro con final triste. Besos, cuidate.
ResponderEliminarTan vívido, tan real, tan como la vida misma. Hay un tiempo de vivir el amor, luego, pasa y no vuelve... (al menos ese)
ResponderEliminarTriste, pero cierto.
Andar por esa calle en tu relato, me ha traído nostalgia de algún vestido que quedó olvidado en algún armario esperando el regreso...
Un abrazo melancólico y agradecido por un buen escrito.
Hola Celia! ha sido un placer encontrarte entre los participantes de este jueves. También a mí la imagen propuesta me sugirió la mezcla de jolgorio de fiesta popular entrelazado a tristezas personales. Esta vez no pude participar pero en cuanto pueda retorno a estos eventos. Me resultan muy estimulantes.
ResponderEliminarTe agradezco tu visita y comentario en mi post.
Espero sigamos en contacto.
Saludos desde el sur.
celia, digo yo, que es un decir...¿ese vestido no podría haber sido de otro color?
ResponderEliminarcelia, digo yo, que es un decir, ¿esa pareja no podría haberse quedado unida?
desde el pasado se encuentran, se encuentran y siguen siendo pasado silencioso...¡qué portento milagroso del que escribe! puede unir dos pasados que se despidieron...obra ese milagro...incluso obra una despedida que indica que quizá lo mejor hubiera sido el no-encuentro.
me queda un regusto como de tristura, lo cual indica que me ha gustado el texto,pues de no haberme quedado ese regustillo, hubiera querido decir que nada me había impresionado...mal asunto, pues.
besos, celia.
Almas gemelas que se encuentran al cabo de los años y deben despedirse porque tienen vidas distintas. Bonita historia, con un final desafortunado y realista.
ResponderEliminarBesos
Muchas gracias a todos.
ResponderEliminarLa imagenme llevó a una ciudad triste, tal vez por haber vivido una guerra reciente, pero que en estos momentos, están de fiesta.
Y para la fiesta...un vestido. Y como son tiempos escasos, de percal, que mi madre me habló de esa tela de entonces, sencilla, y baratita.
Y los amores... ¿cuántos amores truncaría la guerra?
En fin... gracias por compartir tanta fantasía en estos jueves mágicos, en donde brota la creatividad.
Besazos.
También esperaba un final feliz, pero queda bien este aire de alegría dentro de la nostalgia.
ResponderEliminarBonitos detalles que me han traido recuerdos de infancia.
Un beso, Celia.
No me deja comentar el pòst del video del león. Si aprendieramos los humanos de los animales, el mundo iría mucho mejor.
ResponderEliminarhttp://thedailyplanetbloggers.blogspot.com/
ResponderEliminarPor aquí tienes un merecido regalo
cariños de Clark y Lois
Como siempre, un placer leerte Celia. Por fin vuelvo a tener blog, aunque no quiero llamar al mal tiempo, ya pasaron las nubes grises. En esta ocasión pienso tomármelo con algo más de tranquilidad, sin seguidores, y con libertad total por ambas partes; el mundo lector y yo.
ResponderEliminarUn beso, muy grande amiguina.
A.O.
Es un relato de evocaciones melancólicas y nostálgicas. Me gusta ese sensible vaivén del pasado que realiza un viaje de ida y vuelta bien ensamblado en la historia. Desde mi incipiente y modesto blog (http://www.buenosaires1929cafeliterario.com/)comienzo a adentrarme en las experiencias literarias de los demás. Te seguiré leyendo
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