Había una vez, en un pueblo muy lejano, una joven, que vivía el amor mas maravilloso que jamás nadie pudo imaginar. Se elevaba por los espacios Siderales, y volaba con su imaginación, imaginando un mundo a su medida, y un futuro plagado de dichas y de amor.
Pero… un día, volvió la mirada a un lugar pasado y conocido, y tal vez una nostalgia de otras vivencias hizo que torciera el rumbo de los paraísos soñados detrás de la montaña.
Y vivió, y atesoró experiencias, y su vida fue feliz, y sus cosechas abundantes, y en su aldea todo el mundo le decía qué suerte tan grande había tenido con sus seis hijos, y con un marido bueno y trabajador. Ella asentía con su cabeza y sonreía, y sabía que todos llevaban razón.
Pero un hueco en su corazón no le pertenecía a nadie, y tampoco a ella misma. Y soñó con aquella parte de su vida, muchas veces; despierta y dormida, y al despertar ella rechazaba la historia soñada una y otra vez, intentando borrar de su memoria lo imborrable.
Y llegó el día en que en su lecho de muerte, mentalmente, se despide de todos, presentes alrededor de su cama, y en su último suspiro traspasó la ventana con la mirada azul, reflejo de aquel cielo que siempre habitó su corazón.
Y ya… su Alma sin cuerpo se dirige al Lugar.
Y Alguien la recibe:
-Has vuelto a la verdadera Vida, dime, que tal te ha ido.
-¿Por qué me preguntas?. Lo sabes.
-Sí, pero quiero que seas tú quien me diga.
-No ha sido fácil. He tenido buenas experiencias, y me has dado mucho más de lo que pude imaginar, pero he vivido pensando en el pasado, muchas veces… imaginé cómo habría sido mi vida si no hubiera torcido el rumbo aquél día tan lejano.
-Dime ¿qué has aprendido de tu experiencia en la tierra?
-Aprendí muchas cosas. Aprendí a ser tolerante, a comprender; aprendí a mirar; aprendí cómo se sufre en el sufrimiento y cómo se goza en los buenos momentos. Aprendí el sentido de las responsabilidades. Aprendí a amar…
Pero sobre todas las cosas, tengo la mejor lección grabada en mi memoria:
“Escribir siempre el fin de una historia, esas que se agotan por el desencanto y demás circunstancias. Sólo así te desprenderás de tu pasado”
Hola, Celia. Creo que ya leí este cuento, pero lo he vuelto a saborear como si fuera nuevo. Me ha parecido delicioso. Es verdad que hay que poner fin a las historias para emprender nuevos caminos. Como hay que vaciar la mochila de recuerdos para llenarla de alientos.
ResponderEliminarBesos, guapa.
Sí, Mercedes. Lo envié hace tiempo a Canal- Literatura.
ResponderEliminarCreo que de ahí viene nuestra "conversación on-line" y también el que me embarcara en el Desván.
Gracias por lo uno y por lo otro.
Un beso
Una preciosa metáfora sobre el sentido de la vida... una valiosísima enseñanza en el atillo... la necesidad de cerrar historias muertas, para evitar que con ellas se estanque el natural fluido de nuestros pensamientos.
ResponderEliminarPerfecto relato para iluminar una mañana gris por fuera.
Gracias Celia.
Hola Ave.
ResponderEliminarSí, las historias debes cerrarse para que sean los "pepito grillo" de nuestra vida.
Porque "pepito grillo" te puede cantar canciones de recordatorio que no te llevan a nada real ni positivo.
Un abrazo desde aquí, en una mañana gris y tristona.
celia
Aprendió muchas cosas…. Crees que mereció la pena esta vida donde aparentemente lo tenía todo, donde aparentemente era o tenía que ser feliz y donde aprendió a amar, sí ella dice que no ha sido fácil vivir pensando en qué hubiera pasado si no se hubiera torcido en otra vida? Hay quien dice que se debe gozar tan solo por el simple hecho de la creación… y ella ciertamente creó…. Pero en esta vida aparentemente plena, ella nunca se llenó… Por que no había cerrado un pasado…. No es fácil, no. Pienso en mis propias vivencias y quizás por eso escribo, buscando un final para parte de un pasado que debe ser enterrado para poder vivir otra vida y que merezca la pena…
ResponderEliminarUn beso,
Flipo, Sí. Creo que debes enterrar el psasdo y ver que existe mucho más, y disfrutar con todo lo que la vida te ofrece.
ResponderEliminarEste cuento (como algunos de otros post), los repongo después de un tiempo.
Creo que no debemos perturbar nuestra vida nunca, con suposiciones y posibilidades que tal vez solo formen parte de la mente calenturienta del ser humano.
Un dicho de siempre:
"Borrón y cuenta nueva"
Un abrazo.
Tienes razón , es muy importante acabar las historias para aprender de los errores y comenzar de nuevo.
ResponderEliminarCelia, como me dijiste te he mandado un correo, ya me contestarás.
Comprendí porque los ciegos dicen: las puertas abiertas o cerradas, cuando en una noche y a oscuras me di de lleno con una que había dejado entreabierta. Y este cuento, entrañable y, a la vez, ilustrativo, me lo volvió a recodar. No he podido evitar la sonrisa. Principio y final, suelen ser la misma puerta.
ResponderEliminarBikiños Celia
Gracias a ti conozco tu blog y debo decirte que me ha gustado mucho.
ResponderEliminarSeguiré leyéndote
Besicos
Es fácil cerrar una puerta para abrir otra. Lo dificil es convencer a la parte de tu cerebro que no quiere cerrarla, que no quiere olvidar, que no quiere poner el punto y final.
ResponderEliminarPrecioso cuento. Un beso.
Hola Carmen. Sí, creo que es importante, porque la vida está plagada de historias inconclusas que nunca terminaron. Tal vez unos días más hubieran sido suficientes para el desencanto y el adiós definitivo.
ResponderEliminarMi cuento es un cuento, que como muchos otros, me inspira la vida.
Un abrazo.
XoseAntón, está bueno el dicho de los ciegos. Llevan toda la razón.
ResponderEliminar"O ji...o...já"
Gracias por el comentario, amigo.
Gracias Nenhari. Espero no defraudarte. Yo entraré en tu blog, con calma. ¡Ya te diré!
ResponderEliminarEstela. Mira, la protagonista de mi cuento aprendió perfectamente la lección. Si vuelve a la tierra seguro que pondrá fin a cada una de su historias.
ResponderEliminarUn abrazo
Hola Celia,
ResponderEliminarSiento llegar tan tarde a tu Cuento.
Precioso por cierto y lo mejor es esa conversación final del alma con algún ser celestial.
Y si es verdad una lección que deberemos de aprender. A poner fin a las historias que nos anclan en el pasado.
Un abrazo