La noche alumbra con la luz del cielo, y en mi cortejo las luces de mis antepasados me indican el camino a seguir.
Ya no está el escuadrón de la muerte que aquella vez se formó para enfrentar a hermanos contra hermanos. Ya no está la miseria humana de corazón pequeño a corazón pequeño. Ya no existen aquellos sonidos atronadores de los morteros trazando finales.
Hoy, el escuadrón es de estrellas que brillan en mi camino, y la libertad del vuelo feliz alumbra la despedida.
Existe un Frente, pero no un frente mortal en donde el cañonazo bélico aniquilaba al contrario, sin tener razones ni culpas. El Frente que yo diviso es de Luz, con un color tan luminoso, entre azul y blanco, que el ojo humano cegaría al ver tanta luminaria. No hay soledad como cuando estaba unido aún a la tierra por aquél cordón ¿imaginario?
Aquí, en medio de la libertad, se palpan las sonrisas, y las gotas transforman la lluvia en Paz inmensa, y los truenos —aquellos que asustaban mi niñez— se oyen lejanos y se me antojan disturbios humanos que se empeñan en alborotar con las intransigencias opacando la belleza terrena.
Ya no está el escuadrón de la muerte que aquella vez se formó para enfrentar a hermanos contra hermanos. Ya no está la miseria humana de corazón pequeño a corazón pequeño. Ya no existen aquellos sonidos atronadores de los morteros trazando finales.
Hoy, el escuadrón es de estrellas que brillan en mi camino, y la libertad del vuelo feliz alumbra la despedida.
Existe un Frente, pero no un frente mortal en donde el cañonazo bélico aniquilaba al contrario, sin tener razones ni culpas. El Frente que yo diviso es de Luz, con un color tan luminoso, entre azul y blanco, que el ojo humano cegaría al ver tanta luminaria. No hay soledad como cuando estaba unido aún a la tierra por aquél cordón ¿imaginario?
Aquí, en medio de la libertad, se palpan las sonrisas, y las gotas transforman la lluvia en Paz inmensa, y los truenos —aquellos que asustaban mi niñez— se oyen lejanos y se me antojan disturbios humanos que se empeñan en alborotar con las intransigencias opacando la belleza terrena.
Aquí...
"En el umbral de la vida"
La enfermedad que mi padre padeció y que narro en esta novela que ya está, en busca de Editor.
Hermoso trocito de novela que compartes. Un vuelo sin retorno, hacia la libertad, la paz y tranquilidad.
ResponderEliminar¡Me quedo con ganas de leer más!
Besos
Bueno al final has conseguido hacerme llorar....va a ser que nada en la vida es tan malo ,ni siquiera la muerte.
ResponderEliminarEs absolutamente maravillosa esa novela,ardo en deseos de leerla entera.
Gracias por eso y por ser como eres.Nos vemos y leemos.
Un beso amiga
Me parece un buen texto que me anima a continuar leyendo. Serio, pero dulce y bello.
ResponderEliminarEspero que pronto tengas buena noticia sobre el editor.Segun mi punto de vista, ahora, anda despistado... pues no ha visto todavia, lo que vi yo.
Pero voy a empezar a leerte desde el principio. Cierto es que hay mil libros por leer y pocas horas para leer... Pero en fin, soy de las que creen en un punto de belleza inalcanzable para algunos y proyectado en frases para otros.
Yo creo, que me gusta tu belleza.
Cuando lea el libro, vengo y te digo ...ok?
Un abrazo.
;)
El deseo de la liberación, la esperanza tras el velo de sombras que nuestra humanidad levanta una y otra vez, tu visión amplia Celia, tan amplia como el espíritu que a veces nos empeñamos pisotear...
ResponderEliminarLLeva tu firma, la que tu tiempo, tus vivencias y esa profunda visión de lo que somos, te ha enseñado a trazar...
Promete....
Un abrazo.
Seguro que vas a encontrar ese editor muy pronto. Esto que nos has permitido leer tiene una belleza muy profunda.
ResponderEliminarMuchas suerte y abrazos!!
Desde luego que tienes alma de poeta Celia te expresas tan bien, da gusto leerte y nos dejas enganchados a tu sensibilidad.
ResponderEliminarBesos de Carrachina.
Seguro que pronto tendré entre mis manos esa joya.
Qué dura esa enfermedad, que te aisla de todo y a la par te invalida para todo...
ResponderEliminarSuerte con tu novela.
Besos
¡Ojalá encuentres Editor rápidamente, Celia! Este fragmento maravilloso, augura un libro del mismo calibre, amiga.
ResponderEliminarBesos.
Celia, yo estoy convencido de que pronto tu obra se editará. Las cosas bien hechas, cuidadas con tanta delicadeza como tú has puesto en lo que cuentas y transmites, siempre encuentran su camino.
ResponderEliminarUn abrazo,
Ramón
Mucha suerte Celia, bello texto,
ResponderEliminarUn abrazo
Hola Carolina.
ResponderEliminarMe he metido en la piel de quien padece la enfermedad. (En este caso, mi padre)
Un beso.
Deva. De llorar nada. Son situaciones de la vida. Espero que la novela salga al mercado,y tenga lectores... jaja. Si no, de poco sirve.
Un abrazo
Hola Mon.
Cuando esté listo, ya os avisaré...ya...
Gracias por todo lo que dices.
Un beso.
Ave querido. Tu llegada siempre es imprevisible. Y me encanta recibir tu vuelo.
Gracias por el comentario.
Un abrazo.
Sandra. Espero encontrarlo. El tiempo lo dirá.
Un abrazo
Carrachina. La próxima vez que nos veamos, seguramente tendré editor. Tengo que ser positiva.
Un beso
Amiga. La enfermedad es muy dura. Han sido ocho años. Pero se aprende de todo. Y todo es por algo.
Un abrazo
Liliana querida. Sí. ojalá que lo encuentre. Espero que sí. Enviaré buenas vibraciones.
Un beso
Querido Ramón. Muchas gracias por tus ánimos. ¡Qué Dios te oiga!. Claro que viniendo del mejor profesor-corrector-asesor tan bueno, casi me creo tus palabras.
Un abrazo
Marian.
Muchas gracias por tu comentario. Un abrazo, amiga.
Espero que pronto el editor y tus letras se encuentren y entiendan que han de trabajar juntos....
ResponderEliminarUn beso y mucha suerte amiga.
Natacha.
Natacha. Espero que llegue el Editor.
ResponderEliminarOs tendré informados.
Un beso