Tanto lerdo, tanto desaprensivo… me están levantando polvaredas en el intelecto. Por eso te acuso a ti; sí, a ti que has llegado a esta página, de tu falta de sinceridad y de hacer aspavientos cuando alguien te contradice. Y también te acuso de mojigato, palurdo e insolente.
Sí... sí, ya puedes empezar a vociferar y también, como no, a decir eso que la buena educación te impide hacer y que no es otra cosa que abrir el lugar oculto de las necedades. Ese lugar tapiado en el que se guarda el lado oscuro, para hacer pareja con estas palabras mías que hoy escribo para ti.
Llega la primavera y a algunos les da por escribir poemas, "larara larara", y por brincar de alegría, mirando las flores y los frutos y las semillas que vendrán como consecuencia de ellos; y a mí, hoy, porque me da la gana, se me altera la sangre y me brota esta mala leche que tenía esperando para saltar la tapia y así, pasar al otro lado; el de la insolencia.
No puedo evitarlo. Esta alteración de gen “hasta las narices”, que me despierta la primavera, me hace ser de esta manera: enrevesada, malaleche... y también me hace remar contra corriente, camino del verano.
Tal vez la explosión de vida me da miedo. Quizá los trinos de los pájaros y las Naturalezas plenas, me hagan ver lo poco que soy yo. Motivo por el que me enrabieto.
Es posible que por eso, me gusta más contemplar una ramita de enhebro, cuando todo está mustio. Y disfruto inspirando un olor a madreselva cuando se oculta en un cesto de espinas, en donde se zambulle para que no la corten.
Y aquella florecilla que intenta brillar cuando todo está muerto, llama más mi atención que las rosaledas plenas de primavera.
Y es que pienso qué: Un hambriento valora una porción de fruta, mucho más que un cesto lleno para quien no tiene apetito.
Celia, Celia, ahí con un par, que tambien la primavera trae esa mala leche en muchas ocasiones. Sinceramente yo soy invierno, asi puro y duro, frio, nieve, lluvia, viento. No se si es porque aquí, primavera, primavera son dos días al tercero pasamos al más duro verano, o simplemente porque me gusta el frio. Esta estación no me provoca ese mal humor aunque me lo prepara para el veranito, que ahí si que nace la mala leche, jejejee.
ResponderEliminarComo simpre fantástica.
Besos fresquitos.
Pues sabes? me ha gustado leer esa insolencia directa. Y sí te sale la vena de la mala leche, bienvenida sea, porque la mala leche, también es un rasgo humano... dejémonos de hipocresías; tenemos derecho a sonrier, reír y a recarcajearnos... pero también a mostrar el por qué, de todos nuestros enfados. Siempre,como muy bien escribes, en su justa medida... tomando la fruta y no el cesto; disfrutando de la humilde madreselva, sin miedo a enfrentarnos al cesto lleno de espinas.
ResponderEliminar... Ha sido todo un placer leerte, porque una vez más, demuestras que tienes las "letras bien puestas", incluso cuando estas enfadada... y eso querida amiga, no todo el mundo podemos decirlo.
Muchos besinos, amiga mía.
Mientras te leía, me has hecho recordarme a mi misma cuando me levanto y veo en el espejo ese "lado oscuro" malhumorado e insoportable... Solo un buen café me salva de mi misma a esas horas.
ResponderEliminarNunca entendí demasiado eso de "La primavera la sangre altera", quizá por eso siga prefiriendo el otoño, con sus ocres y su hojarasca derramándose sobre la tierra mojada.
Un placer leerte. Te dejo una abrazo
Celia
ResponderEliminart-e-q-u-i-e-r-o.
Lo siento, chica, es que me ha dado ese subidón leyendo este texto tuyo.
Muy bien escrito, mi niña, ¡olé! Con un ritmo que ni te cuento, que llego casi al final jadeando y con la sangre que me hierve y, entonces...¡ah! ahí está la mujer del silencio de bosques invernales, la que admira la florecilla tímida que nace cuando todo está muerto... la del alma serena. Ahí te veo a ti, amiga. No sé si es tu intención, hablar de tus propios sentimientos y emociones, o no. Pero ahí te veo a ti.
Un abrazo de corazón a corazón amiguina.
¿Me dejas que te agarre de la mano y de un paseo contigo maldiciendo? Gracias, no esperaba menos de tí! Vamos a contar las personas en este mundo que disfrutarán de las flores primaverales, o de cualquier belleza estacional? En la India? una o dos... En África? una o dos... en nuestros propios países? ... los que no tengan vergüenza, conciencia o no hagan alguna primavera para lod demás ¡Halaaaaaa, cuantoooos!!!
ResponderEliminarBeso.
Besito.
Ya veo que ella siempre altera y que esa chispa de humor insolente en su contra, es lo que te hace tan especial por como se lo dices porque incluso ella con todo lo que regala bueno, nos puede marear por unos días con su polen, pero también hay primaveras que llegan por otoño y pillan a los inviernos de improviso. La que te cuento vino con tres gatos nada menos y la alergia llegó antes de tiempo.
ResponderEliminarHe disfrutado tu relato.
Mis manos siempre en las tuyas. Elisa
jaja, te veo alterada amiga, pero tómatelo con calma, que para que llegue la primavera todavía falta.
ResponderEliminarOye, últimamente no me aparecía el recuadro para comentar.
hOy a la primera.
:(
qué raro.
Besos
Pues si Celia, la primavera no nos deja exentos de rutinas y cotidianedades, la vida sigue independientemente del cambio estacional, por muy colorido y cálido que sea...
ResponderEliminarA mi me pone un poquito peor los 45º del verano y no poder dormir por las noches...
Magnifico, Celia
Besos
Muy bien!!! si señora!!!!
ResponderEliminarTodo tiene su verso y anverso...
Astenia, sinusitis, alergias, empeoramiento de las enfermedades psicosomáticas...
Granos, forúnculos etc. etc.
Pero bueno, ya se sabe, para gustos...los colores.
Besitos y achuchones.
Te diré que tampoco te libras del efecto alterador del ánimo de esta estación. En el continuo que va desde el extremo colérico hasta el extremo donde reina la felicidad, a tí te situa a la altura del mal humor y la irritabilidad, pero también te altera. llévalo como puedas, porque sólo dura unos tres meses.
ResponderEliminarUn abrazo.
Oiga, insensata, a mí no me dice usted todas esas cosas a la cara, a ver si aún la vamos a tener...
ResponderEliminar(¿Te ha picado una abeja o todo el enjambre? jaja)
Pues sí, está claro que a ti la primavera te pone la vena de la sien a palpitar descontroladamente... :)
ResponderEliminarjejejeje
Y tienes razón, eh? Se valora más una cosa cuando dura poco o casi no se tiene, que algo que está siempre ahí y ni lo apreciamos siquiera.
Un beso, guapa!!
Hola Celia, bello texto. La primavera llega y es hermoso ver como todo brota....pero tendra que morir y asi sucesivamente. Asi es la vida. Besos, cuidate.
ResponderEliminarEs bonita tu mirada y tu conclusión es cierta.
ResponderEliminarPero todo tiene su encanto, su momento. Vaya que a veces uno está hambriento y otra saciado y hay encanto en todo, ¿verdad?
Un beso, buen enfoque.
Te conozco poquisimo, casi nada y me has dejado alucinada, jo, como te envidio, quiero tener tu mala leche al escribir y que me salga como a tí todo lo que llevo dentro,pero soy de guardar las formas o la de no querer herir, que no quiero decir que tú hieras pues hablas de tus sentimientos y de nadie más, pero has escrito sin tapujos y eso me ha gustado y mucho.
ResponderEliminarPetons
¡Caray, tampoco es para ponerse así!
ResponderEliminarNo me ha quedado nada claro que no te guste la primavera ¡Pero hay que ver que mala leche!
jejejejjejj... Se te olvidó meterla en el invierno?
Besinooooossss.
Mariví
Bueno...de alterar se trata. y que te alteras (en el relato claro, porque nunca sabemos si es verdad o ficción... y al caso no interesa) te alteraste y escribis y maldeciste y eso muchas veces hace mucho bien, saca de adentro lo que de otro modo se pudre, se enquista y nos hace daño. Seguro que después de un buen desahogo, viene algún viento que renueva y reverdece alguna virtud nuestra.
ResponderEliminarMe gusta el tono de tu relato, distinto al anterior jueves, o no? porque siempre hay cuestionamiento y reflexión.
Un fuerte abrazo y un gracias por este momento de interesante lectura.
En ocasiones me he dejado habesr encuelto por el desánimo. Eso, a mí me disminuye.
ResponderEliminarHe preferido entonces un rosa en medio de unpaisaje de cenizas.
Además, reconozamoslo. Hablar de primavera, todavía es prematuro.
¡Por qué no de este invierno!
Tésalo