No había tiempo. Todo estaba oscuro y las sirenas parecían roncar de un lugar a otro. Y digo bien, roncar, porque de tanto sonar ya casi no sonaban.
Las lechuzas habían dejado de cantar y los pinos, inclinados, hacían reverencia por el peso de la lluvia en sus ramas.
No había tiempo. Mis piernas, agotadas ya de tanto deambular, pedían descanso y mis brazos, apretando el pecho, tiritaban al compás de este corazón que luchaba acelerado, por todos los miedos, las zozobras y los espantos que tenía delante de mí.
No había tiempo para el tiempo de paz. La guerra sonaba allá a lo lejos, y también a mi lado, confundido con mis palpitaciones, con las sirenas, la noche y la lluvia.
De pronto unas llamaradas me invitaron a ir hacía el lugar enrojecido.
Y llego y observo cómo una antorcha ilumina un lugar ocre, macilento… en donde se apiñan un sinfín de cuerpos.
Miro, casi sin poder ver; percibo poco a poco la estampa que se alza ante mí, y me ensombrezco aún más.
Me apoyo en la pared y dejo resbalar la espalda hasta que, todo mi cuerpo, se hace un barullo aterido en el suelo frío.
Abro de nuevo mis ojos y calculo la edad de todos aquellos, muertos, apilados… Su edad media, no superaba los veinte años.
Triste enfoque para esta edad media, para esa juventud que no llegará a la madurez por culpa de la peor de las insensateces humanas, la insensatez de la guerra.
ResponderEliminarUn abrazo.
Hola Celia:
ResponderEliminarTriste pero muy original enfoque.
Me ha gustado mucho.
Gracias por participar
Un beso
En esa época la verdad es que no se vivía mucho más. Un enfoque de lo más original.
ResponderEliminarUn abrazo
Le has dado un impensado giro al tema de hoy. Claro que nos duele verificar la edad de tantos muertos, esos que caen en la forma más miserable e inútil que ha sabido establecer la mente humana: las guerras.
ResponderEliminarTe dejo un abrazo.
¿Habrá cosa más inhumana que una guerra? Deberían estar más que prohibidas.
ResponderEliminarTristes abrazos.
Fuerte y comprometido relato. Un giro interesante, para reflexionar.
ResponderEliminarun fuerte abrazo
Espanto el que producen tantas guerras que han jalonado la historia de la humanidad. Casi se podría decir que lo extraño es vivir en tiempos de paz.
ResponderEliminarMuy buen relato, casi una reflexión.
Un abrazo
Me dejas triste amiga, pero en todas las guerras desde siempre mueren los jóvenes, edad media no llegan a los veinte.
ResponderEliminarBesito.
Me dejas con el corazón encogido pero te digo que para mi tu relato es del 10.
ResponderEliminarBesos
Dste un giro, y vaya giro, al tema de la convocatoria. Cierto que la edad media sería de 20, por una causa ... ¿por qué causa?
ResponderEliminarMuy bueno. Un beso Celia.
Triste pero no deja de ser una realidad, las guerras, las epidemias dejaban atrás y sin vida a muchos jóvenes... un aspecto humano el que nos traes de la época.
ResponderEliminarBesos!!
No podían pasar de esa edad media Celia, demasiada contiendas, demasiada escasez de todo.
ResponderEliminarUn relato sobrecogedor.Un giro fantástico.
Un abrazo.
¡Qué original Celia! Felicito tu ingenio y tus letras que tanto llegan. El texto es conmovedor y contundente, la edad media que atravieza esos cuerpos es casi una, realmente demoledor!
ResponderEliminarAbrazo
"Las lechuzas habían dejado de cantar y los pinos, inclinados, hacían reverencia por el peso de la lluvia en sus ramas..."
ResponderEliminarCelia, que ocurrente y original eres para relatar la calumnia de la guerra... Que triste es recordar esa época en la que la Música de la Naturaleza se quedó callada para dar paso al ruido estrepitoso de la guerra, del cañón... Dios cure la ignorancia del hombre para que las guerras dejen de existir en nuestro mundo. Habiendo tanta riqueza en nuestros espíritus, porque acudir al terror de este flagelo... Amiga, sigue irradiando Luz a través de tus Sabias Palabras. Un afectuoso abrazo para ti! Dios te bendiga y gracias por existir en mi camino...
Un original relato que nos lleva a la reflexión, a pensar en las muchas guerras que se suceden en la historia y que traen consigo tantas y tantas muertes injustas. Has dado un giro especial al tema y te ha quedado requetebien. Un beso.
ResponderEliminarMuchas gracias por vuestros comentarios. Es un gusto pasar por los jueves.
ResponderEliminarBesos
Querida Celia.
ResponderEliminarAún estoy leyendo los relatos del pasado jueves. Mi tiempo no da para más...Me ha sorprendido gratamente tu participación. Maravillosas letras para una meditación profunda. Aquellas guerras ya pasaron. Ahora hay otras, incruentas, pero también con víctimas jóvenes. Demasiado jóvenes. La droga, una de ellas. ¿Qué estamos haciendo para ganar esas batallas? La respuesta, me aterra.
Te dejo un fuerte abrazo.
Maat
Querida Celia, el 8 de Mayo, estoy en Granada.
ResponderEliminarAsí que será un placer ir a la presentación de tu libro y poder conocerte.
Ya me avisas unos días antes y me ices el sitio y la hora.
Un fuerte abrazo en la espera de conocerte muy pronto
Celia sus blog son muy bellos saludos desde…
ResponderEliminarAbstracción textos y Reflexión.