Exposición de Obras en El Corte Inglés de Gijón (19 al 30 de Marzo)
Hacemos muchos amigos a través de la pantalla del ordenador.
Llegamos a amar a esas personas que se esconden y que, en la mayor parte de los casos, solamente muestran sus letras. Su nombre es ficticio y su fotografía, difuminada.
Decimos “te quiero mucho”, porque realmente es así. Y amamos todo eso que dicen porque las palabras tienen el don de vivir y de llegar al corazón, al Alma.
Y nos amamos de verdad, ya que en el fondo, somos amor y estamos prestos a dar y recibir.
Pero… un buen día, esa persona a la que tanto admiras, y esperas leer… no está.Y ya, tal como llegó se fue. Sin decir adiós.
Piensas que tal vez mañana escriba. Y como un perro fiel que espera a su amo, ese que ya no va a regresar más, esperamos también.
Y pasa un día, un mes, tal vez un año. No sabemos qué ha sido de él, o de ella. Tal vez haya pasado al otro lado.
Lo único que no podemos hacer es rezar un réquiem sin tener fallecido.
Pero, ¡siempre nos quedarán sus letras bellas, en ese recuerdo de la memoria!.
¡Cuánta razón tienen tus palabras!, aunque personalmente creo que he tenido la fortuna de encontrar personas de carne y hueso tras "esa pantalla mágica", (lo mismo que otras que me decepcionaron), pero eso es algo lógico.
ResponderEliminarEs un mundo diferente y virtual, donde todo es posible, y donde los sueños están al alcance del Alma, con poco que pongamos de nuestra parte y mucho más sin es sencillez y sinceridad.
Un abrazo y feliz domingo.
He pensado muchas veces en este tema que hoy tocas, Celia. Hilvanamos frases de afecto, compartimos opiniones, reflexiones, sentimientos y sobre todo nuestro amor por las letras y eso sí, todo dentro del respeto mutuo (cosa que valoro especialmaente). Gracias a esta comunicación virtual, se consigue muchas veces tal grado de conexión, que unos y otros nos llegamos a tomar cariño aun sin conocernos personalmente. También es cierto que ese feeling virtual existe más con unos que con otros y no se sabe muy bien por qué, pero es así. Y si alguno ha tenido la oportunidad de conocerse personalmente (no es mi caso)puede suceder eso que dice Rafael, decepción o agrado; pero eso ocurre no sólo en estos casos, también en el día a día conoces a personas y te sorprenden gratamente o te defraudan.
ResponderEliminarUn abrazo, Celia