Foto subida de la red
No zozobres. No vayas con la corriente del río si te
percibes Fuente.
Había una vez un hombre que buscaba sustento uno y otro día,
debajo del árbol, apartando ramas secas.
Y así, padeciendo de necesidad, paso uno y otro día, sin
recibir bocado.
Pero... alertado por el piar de los pájaros, miró
hacia arriba y observó una rama y vio fruto.
Entre la alegría se sumó la tristeza. Observó cuanto tiempo
perdió mirando al suelo y padeciendo hambre sin percatarse de la rama plena de
tanto alimento. Ybuscó una escalera que facilitara su escalada, sin hallar ninguna.
Y Alguien muestra ese fruto que está en la rama y la rama, no
cae y su fruto es perenne. Y Él no deja de mostrarlo en esa rama de su perfecto
Árbol que no muere. No cesa de mover su rama para dar señales de su fruto.
Saciar el hambre físico, cuesta un esfuerzo para que se
pueda sobrevivir.
Para saciar el hambre espiritual solo es necesario mirar,
percibir con la mirada, y si no encuentra entre los sonidos de
las hojarascas, ha de buscar la forma de subir al Árbol.
No necesita trepar, derribando a otros que también ansían llegar. Tampoco talar el tronco.
Simplemente una
mirada, una voz que alerte de su
hallazgo a los que aun no han emprendido el camino, una lección de Amor hacia
los que sufren perdidos en el suelo… será suficiente para que una liana se
descuelgue al suelo.
Algo difícil lo que propones hoy, amiga. ¿Cómo contentarse con saciar el hambre moral si se sufre de hambre físico? Sólo los más fuertes en la fe son capaces de apaciguar el segundo apaciguando el primero.
ResponderEliminarUna entrada muy actual, por desgracia
Gran moraleja, amiga mía. Yo diría lo siguiente:
ResponderEliminar" No mires donde no hay semilla porque jamás florecerá fruto"
Un abrazo, Celia
Fina
¿El hambre espiritual...?, difícil papeleta, aunque supongo que todos estamos en esa etapa interminable.
ResponderEliminarUn abrazo y feliz día.