Reconozco que escribo desde ese tiempo, oscurecido casi en la memoria, por mi ya, larga vida.
Reconozco que los pinceles y esta que escribe, éramos uno, desde que en la infancia, correteaba por el campo, y las mismas plumas de las aves, me servían para embadurnar hasta las paredes de mi casa... con los consabidos resultados
He tenido muchas aficiones esporádicas, que se desvanecieron con el paso de los días, pero estas dos grandísimas pasiones, han vivido pegadas a mí, en alientos y desalientos.
Ahora, que tengo mi agenda plagada de proyectos, que surgen como surge la Fuente luminosa de mi Ciudad, tengo que decir algo. Ahora que tengo variadas presentaciones, coloquios y charlas, a lo largo y ancho de esta España, os voy a confesar:
No soy escritora, aunque ya tengo avanzado mi séptimo libro y acaba de salir el sexto.
Tampoco soy pintora aunque les doy vida a unas imágines que brotan, uno y otro día.
Y no soy escritora porque jamás me paro en una página a mirar lo escrito. Ni busco en el diccionario para contrastar, qué palabra resulta más rimbombante para que el lector, haga lo propio, y me vea importante por semejantes léxicos.
No escribo una frase de mil formas, ni cito Autor alguno para convencer al lector de mi cultura extensa, con nombres rebuscados de los siglos pasados.
Soy alguien que se ha descubierto y he encontrado la maravillosa experiencia de vivir a través de los Sentimientos positivos. El Alma y el Espíritu, mis protagonistas.
Me quedo pasmada ante tanto Maestro superior que sopla a otro Maestro terreno, que a su vez, interpreta mediante Talleres, y formas varias para que una "canalización" ayude al alumno a encontrarse con las Dimensiones Luminosas.
Y yo, no entiendo nada:
Si en la coherencia de pensamiento, nunca hemos entendido eso de tener un "mediador" entre el Ser Superior, y nosotros mismos... ¿Cómo es que ahora surgen Maestros del Alma, como las setas en otoño?
Hemos de tener la claridad suficiente de saber que a las dimensiones Superiores, todos podemos llegar de forma individual, sin sacrificio alguno. Solo el Amor incondicional hacia todos los que viven, es suficiente.
Al Ser Superior le encontrarás en ti. Cuando mires a quien está a tu lado, con Amor, palabra que lo encierra todo. Cuando tengas tanto Amor que dar y tanta Comprensión para percibir, que ya el propio Amor, vivirá en ti.
Y entonces adquirirás tanta vibración, que repartirás tu botin, en todas direcciones. En silencio. Sin invocaciones fantasiosas, sin rituales...
Mira dentro de ti. Escondes Universos y no olvides que el bien o el mal que expandas, a ti te llegará.
No te importen los nombres de las Esferas Universales. No te importen, las Jerarquías del Cielo. No te importen los nombres de los "Ascendidos"". Eso ya tendrás tiempo de conocerlo -si es necesario- cuando pases la Puerta hacia las existencias de Luz.
Ahora, crece en Amor. Todo lo demás... no lo necesitas.
Y no olvides que todo lo que sea necesario que conozcas lo conocerás, pero solamente a través del Amor incondicional.
No te importen los nombres de las Esferas Universales. No te importen, las Jerarquías del Cielo. No te importen los nombres de los "Ascendidos"". Eso ya tendrás tiempo de conocerlo -si es necesario- cuando pases la Puerta hacia las existencias de Luz.
Ahora, crece en Amor. Todo lo demás... no lo necesitas.
Y no olvides que todo lo que sea necesario que conozcas lo conocerás, pero solamente a través del Amor incondicional.
Yo te catalogaría de médico de sentimientos. Una especialidad que creo que no existe, pero que debería existir.
ResponderEliminarAbrazos, amiga
Gracias Amiguita. No soy Maestra de nada. Pero he reconocido el Camino de regreso y me afano en compartirlo.
EliminarJajaja. No. No invito a nadie a seguirme. Pero sí a que se reconozca.
Es todo tan sencillo... Y lo complicamos tanto.
El Amor hacia uno mismo y la comprensión y el Amor hacia los demás, es el único camino para regresar a nuestro destino.
Besinos, cielo.
Te doy toda la razón, pues yo también me hago esa misma pregunta: Si en realidad, el verdadero Maestro está e el interior de cada cuál, ¿a qué viene ahora -de un tiempo a esta parte-, esa proliferación de "maestros" que surgen como las setas en otoño? Se te aparecen por todas partes contándote el último mensaje que le dio el Arcángel San Gabriel o la Virgen de Fátima... Lo último que han canalizado desde La Pléyades... E incluso de mucho más lejos...
ResponderEliminarPinchas en un vídeo que te han recomendado, y te salen mil vídeos más, de pretendidos "maestros", en los que no tienen ningún pudor en exhibir sus adornos, sus abalorios y sus egos... Dándose el caso de que ya hay "más maestros que discípulos, o más Generales, que soldados". Y al final decides que no tienes que escuchar ni ir tras las huellas de nadie, pues mientras tanto, te estás perdiendo tus propias vivencias... Y DEJAS DE PONER ATENCIÓN A LA REALIDAD QUE TIENES AL LADO, PARA VIVIRLA CON EL MÁXIMO AMOR.
Gracias, HERGAMA: tus palabras son sabias.
Querida HERGAMA.
EliminarCiertamente, no entiendo el motivo por el que los seres humanos, hemos de afianzarnos en teorías de otros. Por eso, a mi me gusta exponer todo lo que he encontrado y decir bien alto y bien claro, que todo lo que buscamos, lo tenemos en nosotros.
Para descubrirlo, es necesario mirarnos y mirar a los demás como si fueras tú mismo.
Vamos... lo que siempre les hemos dicho a los niños: No hagas jamás a nadie, lo que no desees para ti".
La clave no está en los rituales, ni en los abalorios que lleven supuestos "Maestros". Particularmente, pienso que quien se siente Maestro de verdad, es un ser con la inocencia de un niño. Con la coherencia de la propia Vida. Con la Sabiduría de su propia existencia, labrada en su interior. Y con el Amor incondicional hacia todo aquel que encuentra en el camino fácil o difícil de la vida.
Ese es el Maestro. El que sale a la calle y da un abrazo de verdadero Amor. El que sonríe con el Alma. El que sabe escuchar a aquel que cuenta su desdicha. El que va sembrando esas semillas poderosas de los sentimientos positivos y pisa por espinas sin importarle que sus pies se hieran, cuando avistan a aquel que les necesita.
Ese es para mi, el Maestro.
Y sabes lo mejor?
Ese Maestro está en ti. Es esa parte elevada, comprensiva, amorosa, que espera el despertar.
Pondremos el despertador del Amor, cada mañana.
Todo lo demás... no es necesario para ser felices.
Besos, querida Hergama.