Ejerciendo la Alquimia

 

 

Todos somos Alquimistas en estado latente. Podemos pasar la vida entera sin hacer cambio alguno o podemos ponernos “manos a la obra”.

La Vida es de los valientes, de los que saben afrontar los retos, de los que suben colinas, de los que se embarcan aunque la mar esté furiosa.

Bien… vamos a proceder a nuestro cambio interior. Para ello hemos de escoger el sentimiento negativo que más dolor nos cause.

Míralo bien. Dale una forma. Un color. Mímalo, porque es tuyo. Invoca esa Luz que siempre está para los que vivimos… y dile con amor, que ya no vas a necesitarlo más.

Ahora piensa que tu día va a estar en esa estancia en donde las vivencias se llevarán a cabo. Es una estancia tan mágica como tú desees. Vive con normalidad tu vida cotidiana, pero no olvides que se desarrolla en un lugar, en el que no tiene cabida ese sentimiento que te ahogaba, porque aunque tuyo, no te pertenece.

Ese sentimiento lastimoso, está en la puerta, esperando por ti. ¡Te ha acompañado tantos y tantos días!. Pero tú le has puesto una Luz brillante y lo dejas detrás de la pared.

Estas ejerciendo de Alquimista Espiritual. Te estás esforzando en el cambio.

Cuando pasen unos días, y ya, tangas la fortaleza de encararte con el despedido, verás que no le necesitas. Y cuando abras la puerta y lo busques, se habrá convertido en Amor, Y entonces, solo entonces, lo recogerás para tu bagaje de la Vida.

Tú eres dueño de tus actos. Tú eres dueño de tus sentimientos. Pero la Alquimia es necesaria para transformar, no cobre en oro, no… es necesaria para transformarte tú.

A medida que vayas transformando un sentimiento negativo, te verás con más y más claridad, tal cual eres. Por eso harás lo propio con cada uno que te corte tu evolución y un buen día… un no muy lejano día, te darás cuenta de tu trasformación y con ello, de la transformación de los que saben mirarte.

Así la onda expansiva irá creciendo y el Mundo tendrá otro sentido.