Había una vez, un humano que entumecido en su cama, yacía
agonizante.
No comprendía cómo Dios permitía tanto sufrimiento, renegando de su existencia.
Al poco tiempo o mucho, pues en la semiinconsciencia del dolor, el tiempo deja de importar, se acercó Él y le
preguntó:
-¿En qué te he fallado para que reniegues de mí?
-Me has fallado porque quien habla de ti, habla de tu Bondad,
de tu Poder; pero cierto es que alguien dice de la ira del Todopoderoso y veo que éste
mi sufrimiento, se ceba en mí, por tu ira.
-¿En qué te he fallado, para que me interpretes ira?
Si hubieses mirado dentro de ti, abrías encontrado el Amor y
ahí está la Esencia del Ser de la que todos lleváis la misma partícula
infinita.
Si hubieses mirado que todo lo que vives es una elección
tuya, no habrías renegado de mí, porque yo mismo dejo hacer, y si la
experiencia a vivir forma parte de la felicidad, soy feliz.
Y si la experiencia a vivir forma parte del error, vivo en
la tristeza con el que vive, pero le dejo hacer.
Siempre somos nosotros quienes hacemos nuestro camino.
ResponderEliminarUn abrazo, Celia y feliz domingo
Fina
Hola, Fina!
EliminarEso es. El camino es nuestro.
Besinos y gracias
Como bien dice Fina, muchas de las cosas que pasan es porque nosotros tenemos parte importante en las mismas, para bien o para mal.
ResponderEliminarUn abrazo.
Claro. El camino lo sabemos, pero reconocerlo es más complicado.
EliminarBesos, y gracias, amigo
Somos creadores de nuestra vida
ResponderEliminarUn placer leerte, sobre todo en estos momentos de brumas
abrazos