“Aún naciendo con mucha certeza de la Realidad, el ser
humano se pierde por los distintos senderos.
Tú, te escondiste de ti, y las vibraciones percibidas, las
interpretaste ilusión.
Hoy no has de hacer que todo regrese a la utopía. Hoy
realizarás lo que escrito está realices; recuerda:
Llénate de ti, porque tú, eres. Asume tu Gran Realidad y vibra en ti. Haz que tu vibración de Luz, abarque Cielo y Tierra,
creyendo en ella. Vive en tu Realidad, pero tu Realidad no es el plano físico. Da permiso para que la Energía pura de la Existencia, habite
en ti. Prepara tu Alma para que se abrace en perpetuidad con el
Espíritu, sin poner tu yo racional, traba alguna.
El día que esto ocurra, nadie hará de confirmar lo ya
evidente. No te importará que el rayo trace su trayecto hacia ti. No te importará que las Almas dormidas, te increpen. No te importará que seas despojada de lo que hoy valoras. No te importará si la Muerte llega a tu entorno, porque
sabes que tú conoces mucho de la Muerte, que es Vida. No te importará que los olmos lloren, que los sauces sequen,
que los ríos de desborden o queden solo cauce. Porque conoces que todo llora y ríe a la vez. Mana y seca a
la vez. Es fértil y yermo a la vez.
No ha de preocuparte nada más que ser tú, y siendo tú,
hablarás de la Unidad, de lo Grande en lo pequeño. De la Luz en la Sombra. De
la Fuente en el desierto.
Notarás que realmente el Ser habita tu cuerpo cuando mires
constantemente con los ojos del Amor, y ante cualquier circunstancia. Y lo
lograrás cuando te permitas ser tú, abriendo la Puerta de par en par y dejando
que las brasas se apaguen solas.”