-¿Cómo? ¿Que vaya preparando todo el tinglado, porque estás llegando? Pero… ¿tan pronto? ¿Cómo que ha pasado casi un año?
Lo siento mucho pero no estoy para celebraciones. Ten en cuenta que cada vez que llegas me vacías los bolsillos, además me haces tocar la zambomba, cuando quiero dormir, y me haces cantar cuando quiero callar.
¿Qué? ¿Que no vas a volver a darme disgustos? ¿Quieres que olvide que casi todos los años vienes con una tristeza, metida dentro de tu regalo colorido con lazo de frambuesa?
Piensa un poco:
Celebramos la llegada de un Niño, en el que casi nadie, cree que llega.
Miramos al Cielo, pero para ver las luces que cuelgan calle arriba, calle abajo, sin dejar que se vean las estrellas.
Tocamos mil artilugios, comemos mil demasías, bebemos con sed intensa, para celebrar ¿qué? ¿la llegada de… nada?
Nos decimos piropos sin ser sentidos, deseamos paz y prosperidad, de boquita para afuera, amamos, así, con la letra pequeña del momento…
Pensamos que somos santos y buenos por dar la palmadita al otro, y un turrón al pobre de la esquina al que el resto del año, no le hacemos ni caso.
Lo siento, Navidad. Tengo que dejarte.
¿Qué dices? ¿Que.. si estaré?
Lo siento mucho pero no estoy para celebraciones. Ten en cuenta que cada vez que llegas me vacías los bolsillos, además me haces tocar la zambomba, cuando quiero dormir, y me haces cantar cuando quiero callar.
¿Qué? ¿Que no vas a volver a darme disgustos? ¿Quieres que olvide que casi todos los años vienes con una tristeza, metida dentro de tu regalo colorido con lazo de frambuesa?
Piensa un poco:
Celebramos la llegada de un Niño, en el que casi nadie, cree que llega.
Miramos al Cielo, pero para ver las luces que cuelgan calle arriba, calle abajo, sin dejar que se vean las estrellas.
Tocamos mil artilugios, comemos mil demasías, bebemos con sed intensa, para celebrar ¿qué? ¿la llegada de… nada?
Nos decimos piropos sin ser sentidos, deseamos paz y prosperidad, de boquita para afuera, amamos, así, con la letra pequeña del momento…
Pensamos que somos santos y buenos por dar la palmadita al otro, y un turrón al pobre de la esquina al que el resto del año, no le hacemos ni caso.
Lo siento, Navidad. Tengo que dejarte.
¿Qué dices? ¿Que.. si estaré?
Mira… la verdad es que hice una reserva para pasar ese tiempo en un barquito, en alta mar. No sé lo que resistiré ya que... es de papel.
Pero, mientras dure… bailaré al son de las olas, que me gusta mucho más.
Pero, mientras dure… bailaré al son de las olas, que me gusta mucho más.
Que bello Celia...no me gustan las Navidades¿Por qué he de ser amable esos días?¿por qué he de ser generosa esos días?Y el resto del año¿Qué?Para mí la Navidad es el día a día,ver sonreír a mi hijo,un beso en la mejilla,marvillarme de lo hermoso de la Naturaleza.Esa es la verdadera amistad.
ResponderEliminarUn abrazo.MJ
Sabes que no puedo estar más de acuerdo contigo... que menos que criticar el fariseismo imperante... Que menos que recordar que celebramos la llegada del todopoderoso hiper-consumo a nuestras vidas...
ResponderEliminarUna vez más, lamentablemente nos moveremos como zoombies de acá para allá haciendo "lo que hay que hacer en estas fechas tan señaladas"...
Hazme un hueco en ese barco de papel que voy para allá... quien sabe si al ser dos achicando agua, no conseguiremos mantenernos más tiempo a flote....
Un fuerte abrazo Celia.
Por cierto he cerrado mi blog a todo el mundo, tan solo de forma temporal, por un tema personal ... cosas que tienen mucho que ver con el "ego"... de todas formas gracias por el interés y que sepas que con blog o sin él, seguiré tus pasos, como no podía ser de otra forma...
¿Qué sentimientos son estos que nos hacen ser "más buenos" si adornamos con guirnaldas la fachada?... Navidad debería ser una gran fecha; no porque haya nacido alguien especial, sino porque es final de año, porque debemos cerrar los libros de nuestra contabilidad, la nuestra, la personal... Fechas para recordar con satisfacción todo cuanto hemos hecho por otros, por nosotr@s mism@s... y de ese balance, un saldo a nuestro favor; el amor y el cariño de quienes nos rodean; la amistad de quienes, como nosotros, aun conservan la esperanza... Eso, y no otra cosa, es lo que significa la Navidad, algo que intento celebrar cada día del año.
ResponderEliminarComo siempre, me marcho de tu blog, con un motivo de reflexión.
Un abrazo inmenso, mi querida amiguina asturiana.
Cierto, cierto. Se acerca peligrosamente...
ResponderEliminarVamos, que está ya a la vuelta de la esquina.
Y es verdad, cada año nos damos más cuenta de que las navidades,
los únicos que las disfrutan, son los críos.
Conforme cumplimos años empiezan a perder toda la gracia estas fechas "tan señaladas".
Sí, seguramente, porque todos sabemos de la hipocresía y la falsedad que dejan ver...
Besos, Celia!
¡Cuánto de cierto hay en esto de hacer lo que se estila en las fiestas pero sin sentirlo! Lo bueno sería aprender a sentir como verdaderas esas palabras de amor, paz y prosperidad que nos prodigamos.
ResponderEliminarUn abrazo
¡Ojo!, mucho ojito con que este escrito llegue a ciertas instancias, pues hay hogueras que todavía no se han extinguido :)
ResponderEliminarEs tal como la describes, ni más ni menos
Un abrazo
Todo lo institucionalizado, hiede. No hay que hacer las cosas por obligación, sino porque se cree en ellas o porque existe una razón que nos impulsa a hacerlas.
ResponderEliminarHola María José:
ResponderEliminarNo sabes la pereza que me da todo el montage. pERO ¡TENEMOS QUE SUFRIRLO Y LE SACAREMOS PARTIDO!.
UN ABRAZO
Hola Ave. Veo que estás de acuerdo conmigo. Pues ¡nos vamos al barco!, ya me he puesto en contacto con mi Agencia Virtual, y nos van a ampliar el transporte. Es un poco más caro, pero... nada comparado con una sola cena Navideña.
ResponderEliminarAchicaremos agua, miraremos las estrellas, y nos zarandearán las olas, no la marabunta enardecida.
Me alegra de que no te ocurra nada malo y que abras otra vez (espero que pronto) tú blog.
Un abrazo.
Hola Margot. Pienso que eseos sentimientos son momentos de euforia ¿colectiva? que nos hace parecer lo que realmente no somos.
ResponderEliminarCreo que el concepto que tu apuntas, es el correcto. Sería el momento para hacer cuentas de nuestra vida, de ese año que termina. Sería el momento para comenzar otra nueva etapa con las idéas renovadas...
Lo que no entiendo es toda esa sarta de villancicos, con niño
y Belén y demás, para escudar unas publicidades en donde se juegue con todos nosotros.
Por eso me voy al barquito de papel. En alta mar todo se ve desde la lejanía. ¿Te hacemos sitio?... ya somos dos... jejeje
Besos.
Hola Lourdes:
ResponderEliminarSí. Se acercan las cajas repletas de lazos, y la música, y los chollos sin ser chollo etc... etc...
¿Y que pasa? pues que eso te arrastra quieras o no. Por eso me voy a mi barco de papel, que prefiero hundirme en el Océano que en mi propia casa axfisiada por las circunstancias.
Un abrazo, cielo.
Gloria:
ResponderEliminarMe imagino que en tu país las cosas serás como aquí. Más de lo más. Y vuelvo a decir que un final de año y comienzo del próximo es motivo suficiente para haber un balance. Pero no para que nos zarandeen a forma y antojo ajeno.
Un abrazo, amiga.
Hola julio. Me importa muy poco a donde lleguen mis escritos. ¡En temas peores me he metido... y mira aún estoy aquí!
ResponderEliminarAcostumbro a decir lo que pienso, y si puedo alto y claro, mucho mejor.
Es mi opinión y una opinión no es Dogma de fe.
Firmo y afirmo todo lo que dije... y mucho más que se ha quedado en mi mente, pero que no he escrito por no hacer más largo el cuento...
Un abrazo
Hola Manolo Abad ¡Qué alegría me llevo con tu visita!.
ResponderEliminarYa sé que no se deben hacer las cosas, si no crees en ellas.
Yo me quedaría con una parte. Y como creyente que soy (a mí modo), me parece correcto y necesario, recordar una fecha así. Pero huyendo de todo el montaje y la tontura, que nos invade.
Por eso me voy de crucero en barco de papel. Será mucho mejor.
Un abrazo.
No me gusta la Navidad, nunca me ha gustado exceptuando los años en que mis hijos disfrutaban de la ilusión que los inculcamos aún sin sentirla.
ResponderEliminarTengo la "suerte" de recordar esos días a todos los que faltan, y me repatea ver tanta falsedad. ¿Será generalizado?
Abrazos.
Querida Celia:
ResponderEliminarHace tiempo que quería comentarte pero pasan los días, te sigo leyendo (en realidad te leo desde tus comienzos. Busqué un día algo sobre ti, cuando presentaste una Novela, y encontré tu blog) me sigues sorprendiendo y también he tenido la oportunidad de escucharte hace poco tiempo.
No podía imaginar que aquella joven tímida, callada, que titubeaba al hablar aparentando inseguridad, se volviera alguien tan seguro de si misma y con tanto que decir.
Tengo algunas preguntas para ti:
¿Qué argumentos tienes para proyectar tanta seguridad Espiritual huyendo del planteamiento empírico?
¿Cómo has llegado a esa trasformación personal, tan evidentemente positiva para ti?
¿No sería mejor que encauzaras tu “carrera” por una determinada rama literaria, sin tocar todas?
He leído todos tus libros. Los he descargado de tu página y “Desde el viento”, lo conseguí.
Alguno me parece un tanto cansino. Creo que se nota la falta de profesionalidad Editorial. Pienso que tus libros, editados por alguien que amara tu literatura, serían un éxito asegurado.
Celia, lo quieras o no, eres una pensadora del siglo XXI. Eres capaz de resumir un texto, con una sola frase, y eso es sorprendente.
Has dicho que aunque leas a sabios, si no profundizas en ti mismo, no conoces nada. Ese planteamiento me parece arriesgado.
“Se puede tener la buena suerte de poder hacer mucho por otro; se puede tener la buena suerte de conducir a otro donde uno desea. Pero este resultado,depende de muchas cosas, y, sobre todo, depende de si él quiere o no”
. SÖREN KIERKEGAARD*
Mi admirada Celia, espero que la vida te sonría y alcances el éxito.
Conmigo ya lo has encontrado.
Un cariñoso saludo.
Las fiestas tradicionales como Navidad y Semana Santa se han convertido en fiestas de consumo, donde priva más comer y divertirse que la devoción y el recogimiento.
ResponderEliminarCosas de las religiones y la supertición de la costumbre y del pueblo.
Todo comienza derecho y con el uso se desgasta y se tuerze.
Tiene su lógica.
Un abrazo querida Celia
Precioso, me encantó, quizás porque estoy totalmente de acuerdo. Te faltó decir que es entonces cuando nos acordamos de todos aquellos en los que ni pensamos a lo largo del año y... ¡¡ME DA UNA RABIA!!
ResponderEliminarUn abrazo
Que sí, que tienes razón, pero me niego a dejarme desanimar, un año más haré un esfuerzo por creerme lo de paz en la tierra a los hombres de buena voluntad, a ver si a base de intentarlo, lo conseguimos.
ResponderEliminarUn beso, Celia.
Por todo lo dicho y más, la dichosa navidad me da yuyu, lo siento, procuraré no picar, bsito con polvo de estrella, no la del árbol o la del portal.
ResponderEliminarHola Manolo.Me gustaría dormirme el día 23 de Diciembre y despertarme el 8 de Enero.
ResponderEliminarHace años, me gustaba mucho, después... menos y ahora, nada.
Un abrazo, amigo.
Hola Algo para ti.
ResponderEliminarMi correo:
desdeelviento@hotmail.com
Demasiada tela que cortar, para comentarte aquí.
Gracias. Espero que siga nuestra charla.
Un saludo.
Hola Marian.
ResponderEliminarCon el tiempo, lo que seguramente, al inicio, tenía un gran sentido, se ha ido desvirtuando. Es una pena, pero no deja de ser una realidad. Una realidad que no me agrada.
Un abrazo.
Hola Montse:
ResponderEliminarUna vez más, estamos de acuerdo. Está claro que cerrar un ciclo es necesario. Y comenzar un Año Nuevo con buenos propósitos, es lo mejor que nos puede pasar por la cabeza.
Pero... el resto, francamente...
Un abrazo.
Hola Teresiña. No te desanimes. No está en mi ánimo, hacer eso.
ResponderEliminarDesear lo mejor para el Mundo entero, me imagino debería ser condición del Ser Humano. Pero SIEMPRE, y no en un momento determinado.
Un abrazo, guapa.
Natáli, guapa. Besito para ti. Aunque no deseemos picar, la dichosa Navidad nos arrastra. Es la vida.
ResponderEliminarSiempe me quedarará mi barco de papel.
Un abrazo.
Hola Celia.
ResponderEliminarTodos los años, cuando comienzan a poner las luces de Navidad por las calles, me invade la melancolía. Y mira que todos los años me hago buenos propósitos...pero no consigo cumplirlos. Procuro-dentro de lo que me es permitido- pasar de puntillas por esas fechas y no me dejo contagiar por el ambiente de consumo que impera esos días.
Los empujo, para que pasen rápido.
Ufff Celia, que pronto me lo has recordado este año. Has llegado antes que las luces...
Vale. Tengo más tiempo para prepararme.
Un besote.
Maat.
P.D. Me ha encantado lo del barco.
Voy a ver si alquilo un submarino.
A aquellos que te dicen lo que hay que hacer: libertad.
ResponderEliminarA los correctores: Una de mis canciones favoritas, es de Corcobado "Extermínense".
Libertad, libertad, y que se acaben esos presuntos "correctores" que forman parte del "negocio". Fuera todos aquellos que se creen con capacidad para corregir y para profetizar "si yo arreglara tus textos..." los textos no se arreglan (se empeoran, lejos de su espíritu).
Perdóname, Celia, no soporto a estos profetas mediocres de tres al cuarto que se creen que pueden manipularnos. Un beso. Nos vemos en el festi de cine... (te mando tlf por privado).
Otro beso.
Y no creas a esa basura...
Celia, que hermoso este texto. Sabes, tambien tengo un barquito de papel y en el navego amando el dia en que vivo. Besos, cuidate mucho. Me encanto leerte.
ResponderEliminarHola Maat.
ResponderEliminarEs que ya he visto muchás tiendas con objetos de decoración navideña.
Cada vez, amanece primero para este evento.
En fin. Nada de submarino. Tú a mi barco, que aunque de papel, no estamos solas para achicar el agua. Puede ser muy divertido.
Un beso, guapina.
Hola Manolo Abad.
ResponderEliminarEres un "hombre sabio", no me cabe duda.
Hablamos.
Un abrazo.
Hola Poetiza.
ResponderEliminarAsí, a diario... mi barco es de plástico y con capota. Para los chaparrones, y también para que no se dispare una vía inoportuna del interior de mi caparazón.
Así navego. Mirando, observando, amando más... menos... casi nada... a borbotones. "Metiendo la pata", sacándola cuando me doy cuenta del fango, besando, ignorando, ayudando, volviendo a ignorar... etc...etc...
¿No es así la vida?
Pero lo más importante es aprender y mirar nuestros errones sin pasar por ellos de puntillas.
Un abrazo, mi admirada Poetiza.