Pienso que somos cebollas. Un inmenso huerto de cebollas caminando de acá para allá. Sin pararnos nunca, aunque estemos parados. Moviéndonos para no acabar en ninguna parte.
Estamos formados por capas. Muchas capas.
La apariencia se pinta de matices. En algunos casos brilla y reluce, todo depende del huerto o del invernadero en donde ha crecido la hortaliza, así como del cebollín del que proviene.
Una cebolla mira a otra… y nos encontramos con que a menudo, el brillo que nos hechizó, no era brillo. Simplemente estaba adornada para ser vista.
Y aquella otra, que está medio enfangada, cargada de manchones… es desechada por quien la mira, aunque detrás de su apariencia tenga una verdadera estela de sabores y además no pica, ni hace llorar.
Así, llegamos a casa y nos llevamos sorpresas y sorprendemos y lo que parecía que era…esto y lo otro… ¡oye!... que no era.
Que… ¿Qué debemos hacer para adquirir unas buenas cebollas?
Pues pido a quien ha inventado ese scanner para ver lo que no merece la pena ver, que lo aplique a estos vegetales, o sea, a nosotros. Así al ver cómo es su interior, podemos tomar nuestras propias decisiones. Y no llevar esos chascos que salpican con los goterones de las lágrimas cebolliles.
Celia ,es realmente cierto lo que dices.Nos cubrimos de capas de superficialidad sin dejar entrever nuestro interior.
ResponderEliminarBesines.MJ
Si señora Celia, simples vegetales vegetando, a veces, no siempre, que conste. Vegetar a lo cebollina, llorando, mala cosa, se mojan las capas, vegetar de pura gandulería, no está mal. Por lo demás la cebolla con sus capas, engañosa y traidora.
ResponderEliminarYo prefiero el ajo, lo cura todo, perfuma jajaja, el aliento, tiene pocas capas,alegra todo plato y ese olorcillo se marcha sin tocarte las manitas ni el cuchillo, y limpiándotelas acto seguido en agua cristalina, ni rastro, truco del maestro Arguiñano.
Bsito desde el Quinto pino, no he comido ajos, natalí
Pues yo creo que a pesar del scanner ése que dices,
ResponderEliminaral final siempre nos llevamos sorpresas.
A veces nos damos cuenta antes,
y otras, demasiado tarde...
Bueno, bueno, que no cunda el pánico.
A veces tb cada capa que quitamos es mejor que la anterior.
Que no todo va a ser malo, joé.
:)
Besos, Celia!!
Lo triste es que, por ahora, la única forma de ver el interior de la cebolla es quitando las capas y esto siempre produce "Lagrimas cebolliles"
ResponderEliminarUn abrazo
Hola Celia.
ResponderEliminarNunca había pensado en nosotros como cebollas, pero a partir de ahora lo haré porque no se me ocurre mejor manera de definirnos. Tienes razón en todo lo que dices y realmente nos vendría de maravilla una máquina para saber si por dentro esas cebollas están sanas o podridas ya que la apariencia nos engaña tantas veces, a ver si alguien es capaz de inventarla pronto y a ser posible que sea portatil para poder saber el resultado cuanto antes.
Me ha encantado tu entrada.
Un beso de Mar
Sí, somos como cebollas con muchos Yoes, cada yo, es una capa.
ResponderEliminarMuy recurrente tu escrito y reflexivo, me ha encantado.
Sabes yo creo que detrás de nuestras escrituras se ve nuestro corazón y se ve realmente quien nos habita.
Un gran abrazo
A veces esas capas se van desprendiendo poco a poco, una a una por sí mismas.
ResponderEliminar¿No?
Un abrazo
Si nos scannearan el interior, la vida dejaría de ser sorprendente, Celia. Somos nosotros mismos quienes nos debemos aplicar en descubrirnos y descubrir al otro, esa es la magia, esa es la vida, es preferible llorar a perder la capacidad de asombro...
ResponderEliminarMe encantó tu texto, amiga, genial para reflexionar.
Besazos.
Reflexiva y profunda definición; como siempre llegas al fondo de la cuestión.
ResponderEliminarEl problema viene de que muchos desconocemos cuantas capas tenemos, y cuantas lágrimas pueden producir esas capas.
Abrazos.
Adoro esa forma que tienes de mover el capote para llevarnos al terreno en el que la reflexión se antoja inevitable....
ResponderEliminarCuanta razón tienes en el planteamiento que haces sobre el juicio y el pre-juicio...
Quizá debamos asumir de una vez por todas que para encontrar una buena cebolla no nos queda más remedio que comprar muchas y con todo tipo de aspectos... y finalmente cuando las tengamos en la cocina.. dedicarles el tiempo suficiente a cada una como para buscar en ellas esa ternura, delicada, a veces tan ansiada...
Un fuerte abrazo.
Amigos:
ResponderEliminarEl dicho ese que dice "tiene más capas que una cebolla", me vino a la mente, y los dedos volaron por el teclado.
También me llegó a mi pantalla un anuncio, de esos que se cuelan sin pedir permiso, y que se trata de una especie de móvil, que escanea el cuerpo de las personas... vamos... que miran el interior obviando la ropa.
Y entonces pensé "mejor inventaban algo para ver el interior, de verdad. Ese interior que habla de nosotros, sin poner gafas ni sonrisa".
Seguro que muchos (yo la primera) seríamos más cuidadosos con nuestros sentimientos y pensamientos.
Un gran abrazo. (Uno para cada uno)
Ave Mundi:
ResponderEliminarYa sabes que mi admiración por tus escritos, viene desde ese día, ya lejano en el que entraste en mi blog por primera vez.
¿Sabes una cosa?
Ahora no puedo entrar en tu blog. Algo impide las entradas.
Eso me apena mucho, me relaja entrar a leerte.
Espero que sea algo temporal, y que no dejes de escribir. Me apenaría mucho.
Un fuerte abrazo.
Hola Celia.
ResponderEliminarEs cierto lo que relatas de los humanos-cebollas y los chascos que a veces se originan y las lágrimas que en ocasiones se derraman.
Así es la vida.
¿Te das cuenta de que siempre -sea el tema que sea el que traigas- nos dejas reflexionando algo?
Un abrazo, Celia.
Maat
P.D. Me sumo a tu "queja" sobre el blog de Ave. Esperemos que sea temporal. ¿Leído Ave?
tu blog es una fuente de profunda inspiración. Me gusta.
ResponderEliminarCapas y más capas, hasta llegar al centro, a la parte más tierna, al alma... ¿protección, superficialidad?... creo que, en muchos casos ya hemos perdido la cuenta de las capas que cubren lo mejor de nosotros mismos, hasta llegar a esa coraza que, en teoria tiene la función de hacernos más fuertes y menos vulnerables... También hay cebollas dulces, tiernas... pero esas no han pasado por tiempos de secano, a esas no se les nego el agua.
ResponderEliminarMuchos besos, amiguina asturiana.
Desde aquí, ese mismo ánimo para AVE MUNDI... Espero que todo se deba a algo pasajero...
ResponderEliminarFuerte abrazo, a ti Celia y a Ave.
Maat, Anónimo, Margot... gracias, amiguinas. Me entusiasma leer todos los mensajes. Digamos que sois la esencia del cocido.
ResponderEliminarUn beso muy grande.
Y a ti, Ave... ¡Vuelve! ¿No ves que se acerca la Navidad?.
Un abrazo muy fuerte, y ya sabes... mi admiración, que parece comparto con todo el que te lee.