Un Lucero me arrulló en la mañana.
Me alumbró con tal fuerza y sentí su presencia tan cercana, que fui el mismo Lucero por un tiempo.
Le pregunté, qué vistas se observaban desde el Cielo, y él, sonriendo como sonríe el sol en la mañana, o la novia enamorada que ve a su amado, me dice:
No es posible que me preguntes eso. No es posible que te haya cerrado tu evolución, la propia vida:
¿Cómo es que no recuerdas las luminarias que conforman tu pasado? ¿Cómo es posible que te hayas olvidado de ti misma, sintiendo el vacío de la soledad? ¿Cómo es posible que la tierra te haya sembrado rios turbios y Naturaleza muerta, cuando dentro de ti, vive la Vida,el Amor, la Fertilidad, la Luz, la Esperanza y la Dicha?
Entonces, melancólica por la pérdida, me lamento mientras camino un trecho en la angosta montaña, rememorando todo lo perdido; todo lo olvidado, sintiendo que hoy, me han dicho la verdad de mi pasado en Luz.
Y me lamento un día y otro de la desdicha por el tiempo anulado y entonces, una ráfaga nueva que reconozco mía me achicharra en el Alma, mientras me dice:
¿Por qué te empeñas en vivir tan ciega, teniendo un farol que te ilumina?
Y entonces yo pensé:
Estoy soñando. No puede ser verdad lo acontecido.
Y sigo a tientas, mientras narro estas letras...
Noo a tientas, sigues deslumbrada un instante pero la mágia está dentro de ti, no la apagues, sigue el sendero.
ResponderEliminarAsí me siento muchos días, busco luceros en el cielo, y hoy está plomizo, nieva...en la nieve veo estrellas un segundo, antes de fundirse, pero las veo.
Besitooos y la punta de la naríz asomando, fría.
Ahí andamos todo, un pasito más adelante cada día. Si no tenemos ganas de caminar, algo nos da un empujoncito. Beso.
ResponderEliminarBella historia nos entregas hoy Celia.
ResponderEliminarUn abrazo querida amiga de caminos
Quizás tu misma luz te encandila, porque ella se desprende en cada palabra que escribes y que denuncia tu espiritualidad.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo amiga.
Vamos, que el Lucero te ha hecho comerte la cabeza, no?
ResponderEliminarNo le dejes, mujer, no le dejes. Que tú sabes perfectamente cuál es tu camino. Y además, nos iluminas a los demás el nuestro, así que...
:)
Un beso, guapa!!!
Pero sucedió...
ResponderEliminarUn gran abrazo amiga mía.
besos.
Los humanos, que usamos las gafas oscuras más de lo necesario.
ResponderEliminarQuien esté libre de pecado...
Creo que nos pasa a todos, amiga Celia.
Un abrazo
Tenems una capcidad extrordinaria para olvidar,quizá para relegar en algún cajón olvidado del alma.
ResponderEliminarMenos mal que ella nos alumbra a veces haciéndonos recapacitar.
Precioso.
Un beso.
Siempre estamos pendiente de un presente que, por ser presente, suele estar vacío, pero no tenemos en cuenta todo lo asombroso que hemos ido consiguiendo y recolectando en el pasado.
ResponderEliminarQuerida Celia:
ResponderEliminarel narrador de tu texto está en ese proceso que hacemos algunos: un pasito para adelante y dos para atrás. Cuesta creer a veces que algún día llegaremos. Que volveremos a la casa.
Sólo decirte que yo vi en ti algo, algo que no alcanzaba a comprender pues justo había empezado el camino. Ahora lo entiendo: tú eres uno de esos seres de Luz que nos inspira.
Un abrazo muy fuerte amiguina. Mar