Ya camino despacio porque aprendí a mirar la vida bajo el prisma de la quietud.
Ya no siento prisa por alcanzar esa u otra meta..., y es que casi todas mis metas han llegado de una u otra manera:
Unas las recogí por esperadas y otras bajaron, silenciosas, como si no fueran más que avisos de esa Inmensidad, al dejar atrás etapas de la vida.
Porque muchas veces, los humanos, trazamos nuestras
experiencias físicas y esas no son las
que nos convienen para nuestro trazado existencial. Por ello, damos vueltas y
más vueltas sobre lo que deseamos alcanzar y por nuestro bien, se resiste.
Porque nuestra Alma, bien conoce sus metas...
Alguna vez el chorro de la Fuente, mana, poderoso, regio, y en nuestra ignorancia lo dejamos correr y bebemos desde el charco embarrado.
La vida tiene Fuentes de agua clara y de Amor... como también tiene odios y sucesos sombríos; pero aún así, la vida es un regalo y la estancia en nuestro plano físico es una experiencia única para los sentidos y para nuestra propia evolución.
Y así, creceremos caminando firmes hacia nuestro regreso, hacia nuestro Hogar, nuestra Casa.
Celia Álvarez Fresno 25-12-2020 Celia
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