¡Ay corazón! Cuántos
latidos vertí en ti.
Porque mi Alma siente y tú interpretas…
Iba yo, monte arriba, al encuentro con la Luz, cuando
derramé un suspiro y Tú bajaste a darme fuerza, mientras interpretabas unos
sones que yo ipercibí: “Eran consuelo y caricia”.
Eras Tú, quien afianzaba el motor de la vida.
Me hablaste con sinceridad como si fueras el crisol de Luz
en mí interior, y me invitaste a ser
feliz.
Me invitaste a seguir con letanías de Amor Eterno, mientras viajaba en el día a día.
Y yo recogí el testigo de Tú paso y comencé a caminar cuesta
arriba, a encontrarme Contigo.
Y me diste un abrazo con brazos que no vi pero que me
invitaron a seguir el riego de tus inspiraciones.
Y yo te amé y juré que de ese encuentro conformaría el recuerdo de la Vida eterna.
Y juré serme fiel a Mí, y entonar alabanzas en Tú memoria y
a la vez ser un símbolo de la realidad del ser humano, que aún siendo
imperfecto, sigue siendo Divinidad en su Esencia de absoluta Luz.
Porque pertenecemos a la Eternidad, aunque divaguemos
perdidos entre las penurias y los logros.
Aunque divaguemos entre la tristeza y la felicidad.
Aún así… aún así… !SOMOS!
Celia Álvarez Fresno 4-11-2021
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