La Luz vibra alto y el ser humano ha de vibrar alto para alcanzarla.
No se hace el pie al zapato sino que es el zapato quien se amolda al pie.
Es doloroso el paso por la vida, cuando estás despierto a la Luz, pues sientes desolación, ausencia, desamparo, tristeza, nostalgia y gran añoranza que no aciertas a comprender.
Un ser humano despierto, sufre con el abandono, pues nunca olvida esa Fuente que un día percibió en su Alma.
Un ser humano dormido, tiene y mantiene la gran lucha consigo mismo y por ende, con todo aquel que encuentra en su vivir, viendo en el otro sus propias características.
El sustento del Alma bella es el Amor, Fuente de Luz y creencia de Eternidad.
El sustento del Alma en sombra es el caos, el desdén, la usura, la ausencia de concordia.
Un día feliz, en la historia de la vivencia física, es aquel que contribuyó de alguna forma, en la felicidad ajena y así, en su propia felicidad.
El Ser Es en Ti, ser humano, como ese Timón que ilumina las Almas adormecidas y alimenta a las Almas despiertas.
El Ser es el Timón de tu barca.
El Ser es una partícula de Amor, tan intensa, tan clara, tan bella... como ese sentimiento elevado que interpretado ese instante de gozo infinito, recuerdas en Ti.
El Ser es el Mensajero de la inspiración bella, ajustada a la creencia y sentimiento de cada cual.
El Ser es la iluminación de la Paz, la Justicia de la vida, la Esencia bella del Amor.
El Ser es justicia de la vida porque deja que cada Alma se involucre en Sombra o Luz. Pero el Alma bien sabe que su lugar es el regreso a su Centro de Amor.
El Puerto siempre está para el navegante, aunque el trayecto no haya sido el elegido antes de embarcar.
Lo mismo ocurre con las Almas; ellas eligen rutas y su regreso siempre es esperado aunque la navegación no haya sido la elegida.
La catarsis alguna vez es necesaria para comenzar de nuevo.
Celia Álvarez Fresno 30-11-2020
