El Universo es porción del Todo y el Todo vive en tantas realidades,
como pensamientos tiene. ¿Te imaginas un lugar que no sea abarcado por la Luz ni
por la Sombra? ¿Te imaginas una Nada sin nada? ¿Te imaginas un Todo sin nada?
Todo y Nada, son conceptos que reverberan en la mente, como posibilidad, sin
sentencia fija.
Los sentimientos de duda sobre una realidad, se transforman en
irreales.
Los conceptos sobre una irrealidad pensada, se transforman en
irreales.
Pero ¿qué es la Realidad? La realidad de un suceso acaecido es real
como real es la realización.
Para la Mente, es irreal todo aquello que no asume,
y lo desecha por inabarcable.
La Mente percibe a través del conocimiento, que
también puede imaginar a través de conceptos conocidos, tras los cuales,
construye una idea.
El Alma es Éter; es inmaterial y no necesita conceptos
firmes para construir una idea.
El Alma es sentimiento claro u oscuro y en él mismo, construye alas de Amor o ponzoña gris.
El Alma se define a sí misma, como Suceso. Porque al estar unida a la mente puede “suceder” que sea acallada tras
la negación de su existencia, como también puede “suceder” que sea venerada al
ser reconocida como parte espiritual De Dios.
El Alma se construye como se construye una vivencia, partiendo de un principio, transitando un trayecto y
alcanzando una meta enhebrada a Luz u Oscuridad.
El Espíritu es innegable,
inalterable, Ser de la Creación que se interpreta diversidad: En la Naturaleza,
en los seres que la pueblan, en los Satélites, en los Planetas...
Te preguntas por qué siendo Espíritu inalterable, una Estrella fagocita a otra Estrella ¿qué
busca en ello? y yo te digo que en la Naturaleza todo se destruye y se construye
siguiendo siendo el Espíritu, Ser inalterable, y dejando determinación a la
vivencia.
El Espíritu es la señal que indica al Navío, su final de Experiencia y
su comienzo.
La travesía no será cuestionada pero sí, prevalece la decisión de
quien vive.
El Cosmos es bello. La Historia lleva sus conclusiones.
La Ciencia
avanza, pero tiene límites, porque un sombrero no puede ser más pequeño que la
cabeza que pretende lucirlo. Es maravilloso reconocer que las maravillas
existenciales se esconden en lo más recóndito de nuestro interior.
Celia Álvarez Fresno 3-12-2020