Ya no tiene caricias el niño aquel que quedó solo un día.
Ya no tiene caricias ni el Cielo, ni siquiera las nubes,
cuando son ignoradas por el corazón.
Ya no tienen caricias los seres solos, que perdidos en la
tristeza de la soledad, vierten susurros hacia
esa caricia del viento, única compañía.
Cuánta soledad tiene la vida, cuando duerme el corazón,
cuando ese corazón se asusta con las tristezas y desdenes y se encoge en sí
mismo para no ser dañado.
Cuántas vidas muertas mueren en la vida aunque sigan
viviendo, y cuántos sucesos hacen temblar los pilares de nuestra vivencia...
¡Alto!
Vale ya de tristezas, me dice el Alma positiva.
¡Alto!
¿No ves cuánta hermosura llevan tantos ojos que miran las
situaciones con esperanza?
¿No ves esos rayos que envía ese Sol expectante y feliz?
¿No ves las orquídeas que se mantienen vivas, aún después de
muertas, por haber tenido un lugar hermoso en el corazón, cuando un día fueron
regalo de tú Amor?
Ser humano... No tengas pesares. No tengas cubierto ese
positivismo, con la sábana oscura de la decepción.
¡Alégrate!
Porque las olas grandes, siempre se sortean cuando nuestra
percepción se muestra positiva y capaz de sortearlas.
Ser humano... ¡Qué hermoso y que grande eres!
Celia Álvarez Fresno 12-12-2020