El Cielo manó nubes negras al contemplar semejante ofensa y
tiranía, sobre Alma colmada de Espíritu de Luz encarnado…
Y el Cielo, manso, acarició con suave brisa al Dios
viviente, enjaulado en la tiranía de la vivencia física, por los humanos
dormidos.
Y la clemencia fue un racimo de torturas, y en su cuerpo
sangrante… la ingratitud servida con clavos y látigos lacerando una piel
inocente, que solo sabía hablar de Amor Universal.
Y los hombres bramaban con zafias palabras, hiladas entre
insultos.
Y Él, musitando:
“Perdónalos, Padre…
porque no saben lo que hacen”.
Y el Cielo, llorando entre agonía, comenzó a cantar un nuevo
Canto de Eternidad y Luz, que no se pone.
Y las gentes, propinando
insultos, mientras una Madre y otras bellas mujeres lloraban entre rezos
de Amor y gloria Eterna.
Y el Cielo se abrió para recoger al Ser Divino, que encarnó
un día, para musitar esas Palabras nacidas en sus entrañas cuando encarnó a la
vida.
Y el Cielo calló cuando exhaló su aliento.
Y más tarde, los espacios sangrientos del corazón entonaron
canciones de Eternidad.
Espacios en silencio y voz en grito, cuando los sonidos Celestes
dejaron de llorar y abrieron luminarias entre los corazones, al percibir que un
Alma que había dejado un cuerpo, seguía viviendo.
Y el Cielo abrió los Cielos y entre murmullos, se hizo paso la Luminaria de Vida
Eterna, cuando el fulgor del Amor acalló las voces que antes gritaron: ¡Muerte!
Y entonces reinó la Vida.
Y Él, resucitando como Ser de Luz, dejó escrita una joya
enlujada:
“No temas, Ser Humano. No eres solo un cuerpo que se acaba.
No dejes de pensar que entre todas tus luchas dejarás
ilusiones; pero siempre, la Voz Primera,
que anida en Ti, mostrará la constancia de lo efímera que es la vivencia
física, comparado con el bello Camino Existencial, que nunca dice… Adiós.”
Y entre estas letras nacidas desde el Alma, inclino mis
palabras para que corran raudas a surcar los confines de la Tierra y así, anide
en las Estrellas, cantando con la Luz de la Esperanza, para decirte que como Él
resucitó, así será contigo, Ser Humano.
¡No le temas a la Muerte!, porque no muere el Alma, solo va
a la cita… con la Eternidad.
Celia Álvarez Fresno 17-04-2022
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