Lo mismo ocurre con las venas que riegan tú cuerpo.
El sustento de Vida, es canalizador, para que la materia tenga vida y la totalidad, Sea.
En el plano físico y en el Espiritual, todo está al servicio de todo.
Un cuerpo tiene mil moradas y también mil moradores. Tiene sus guerras en él mismo.
Así es en el plano físico y en cada ser físico: todo puede ser bueno y no bueno, porque la bondad es incuestionable pero cada una de las partículas que la constituyen, cumple una función.
Un cuerpo sin Alma, es un ser deambulante, sin conexión ni vivencia, porque el Alma es el cúlmen de la Vida, siendo Vida eterna a su vez.
El ser humano puede tener Alma noble o dura, porque las porciones de Amor, toman su deriva.
El Espíritu, soplo divino, es creador del Alma y el Alma evoluciona, pues existen Almas duras como también, Almas de Amor.
El Ser, concepto de Dios, es inalterable, Luz eterna, creación de lo abstracto y lo conciso, Puente que hace pasar sobre el río, y río que pasa bajo el puente.
La creencia ancestral sobre la Totalidad no fue fruto de un Dictado ni de una suposición.
La creencia ancestral en nuestra Divinidad es la misma que nos abarca hoy y que está escrita en las moradas ocultas de nuestra Realidad de Luz.
El ser humano, acostumbrado a pensar, analiza camino y caminante: Analiza pasos y paradas. Analiza porqué y se sienta a observarse bajo la Luna o el Sol.
El ser humano es como un apéndice del Todo colmado del Todo. Es una interpretación de la misma Divinidad, esa que deja Libertad para realizar.
En el Éter, en el río, en la atmósfera... palpita la Realidad y las preguntas y respuestas sobre Ti, penden de las ramas del Árbol infinito de la Vida.
La Vida son las cuentas de un infinito collar y ese collar lleva sus cuentas de diversos colores -Luna y Sol-, engarzados en la Totalidad y en las diversas creaciones sin fronteras, sin Finales....