Ten tu mente encendida y el noble corazón abierto de par en par.
Ten fe.
Las guerras se blindan y los desastres que la conforman regarán los campos, con flores negras.
Crespones y trampas mortales se cubrirán de muerte.
Hay un atardecer en donde los humanos clamarán perdidos entre sus desechos.
La estimación de Muerte es elevada.
El cantar de la Vida silenciado.
Los juncos seguirán creciendo junto al río más nada será igual.
Habrá montañas sembradas de balas y entre ellas la muerte cosechada.
Habrá ilusiones rotas y un sinfín de palabras y acciones selladas al Amor.
Habrá benditos seres inspirando el rechazo a la Contienda más nada será igual una vez acabada. Después… el martirio de muchos caminantes.
Más tarde regresará el Sol… pero todo el silencio aterrador que queda después de la batalla será blindado por los lamentos.
Las guerras no viven solas.
Las guerras son alimentados por regueros de lava que arrasan a su paso cuerpos e ilusiones.
Las guerras acaban vaciando las conciencias y después, el Ser humano despejado de ese don intrínseco a él, se vuelve ave de rapiña y emponzoña la vida haciendo difícil las vivencias.
Y habrá noches oscuras y los cántaros de miel estarán a la espera de ser vistos.
Las huellas del dolor serán presentes y los cordones atarán las Almas al dolor.
La Luz será oscurecida y los cantos de alegría , serán sellados.
La armonía no reina cuando bulle la guerra.
Habrá noches amargas y en otros lugares seguirá la vida cotidiana y los sones de música celeste entonarán esa mirada al Cielo en espera del despertar del Amor en la conciencia humana.
Celia Álvarez Fresno 23-02-2022
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