Tenias que venir Tú, mi inspiración, para contarme una historia que no tenga final… que no acabe:
.¡Levántate del suelo! Y no enhebres palabras dolientes, en tu memoria.
¡Levántate del suelo! Y olvida el rugido de los truenos que llegan a tu Mente cargados de ruido que opaca el fulgor del Alma.
¡Levántate del suelo! Y ríe… ríe con el convencimiento de que las historias tristes sólo forman parte del recuerdo.
¡Levántate del suelo! Y mira cómo se elevan las olas en el mar, con gallardía, aún sabiendo que se volverán calma, cuando la tempestad se aplaque.
¡Levántate del suelo! Le dice el padre al niño, que envuelto en su rabieta, se vuelve triste.
¡Levántate del suelo! Le dice el Alma a la Razón, cuando sumida en su amargura, no acierta a ver la Luz.
!Levántate del suelo! Le dice el padre al niño, y no pierdas motivo de reírte a carcajadas para cargar en tu mochila bellos recuerdos que acompañen tu vida.
¡Levántate del suelo!
Aunque te percibas derrotado entre la soledad y la tristeza… no te rindas pensando que no puedes…
Y así podremos levantarnos una y mil veces mil… como tantas veces fue, a lo largo de la historia.
¡Levántate del suelo! y presta tu hombro para que los regueros de la vida, luzcan… hoy, mañana… u otro día.
Sí ¡Levántate del suelo!
Celia Álvarez Fresno 17-03-2022
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