Todos esperamos una canción de Amor. Una caricia. Una
alabanza.
Todos esperamos ser escuchados y tener una bandera que nos
ayude mientras ondee nuestra difícil experiencia física.
Todos esperamos que alguien nos escuche. Que nos acune en
felicidad.
Todos esperamos poder vivir sin sobresaltos ni escasez.
Todos esperamos ser reconocidos y valorados.
Todos esperamos que aquel y el otro y el otro vivan acorde a
nuestros deseos por pensar que son los adecuados…
Pero en la vida suceden muchas circunstancias y cada uno de
nosotros tenemos nuestros propios trazados.
A lo largo de la experiencia física nos hacemos daño, nos
confiamos, nos odiamos, nos amamos también… porque estamos en la parodia
escrita por nuestras Almas valientes, antes de encarnar.
Y en esa parodia representada por nosotros en el plano físico, no existen los actores principales ni
secundarios. Estamos de paso. Nadie es más ni menos que el otro…
Y llevamos el trazado necesario para nuestro aprendizaje.
Por duro que sea el camino…
Sí. Por duro que sea… el camino…
Caminamos despacio o a zancadas. Atropellamos y nos
atropellan. Amamos y nos aman. Odiamos y nos odian…
Pero al final, cuando el Alma alcanza plenitud, sucede que
los testimonios van conjuntos a la Divinidad para que todo sea sucesión de
experiencias que a buen seguro contribuyen en que la Existencia extienda sus
proyectos infinitos, en los infinitos Espacios de las variadas Dimensiones.
No temas, humano. ¿No ves que aunque no creas en los
milagros, tú mismo eres Milagro?
Celia Álvarez Fresno 11-01-2022.
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