Y mi Sabia Madre, me dijo un día:
“Vete por el camino recto de la vida, pero aún así, siempre habrá quien interprete torcida, alguna de tus pisadas.
Limpia tu corazón, cada mañana, y deja atrás las afrentas ya que al mirarlas, sufrirás de nuevo.
Mira de frente porque tu propia mirada hablará de ti.
Sonríe siempre aunque tu mente esté aturdida por problemas, la sonrisa verdadera surge desde el sentimiento.
Sé perpetua niña confiada, pero ten cuidado al abrir tu corazón, se cauta.
Mira tu interior, abrázate a Él.
Nunca juzgues lo que no han visto tus ojos y aunque tus ojos lo hayan visto, recuerda que cada ser humano tiene sus motivos para realizar sus pasos, y tú, si estás atenta a los tuyos, serás Maestra por el aprendizaje.
Sé siempre tú misma, estate bien contigo, corrige aquello que no deseas llevar en tu mochila, y deja que la vida avance.
Coge el paraguas para los días oscuros. Coge fuerza para seguir la vida. No interpretes nunca aquello que tus ojos no vieron, y si vieron algo adverso, no lo interpretes tú.
Cada mañana hazte el propósito de no fallarte a ti, de no dañarte, de no sufrir por aquello que no te pertenece.
¡Vive tu vida! Vive tu vida, esperanzada. Confía en llegar a tu Destino con la tranquilidad que aporta el haber descubierto el Libro de la Vida, que el ser humano lleva en su interior.
Cada día da un paso hacia adelante. Descubre los Tesoros de tu mochila espiritual y regala su contenido, dejando pinceladas del recuerdo que riega… ¡la Existencia!
Recuerda: ámate, ama y no olvides que tú has de ser exigente contigo; los demás llevan su propio camino. No lo juzgues nunca. ¡Qué sabe nadie!”
Celia Álvarez Fresno 18-12-2021
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