Hoy miro el tiempo y sus circunstancias.
Miro las emociones, las altas o bajas emociones, -aquellas
que inundaban de lodo mis pensamientos, o los encumbraba en las alturas-,
cuando rememoraba, entre suspiros, las desdichas o logros del pasado.
Y me encumbré en el regazo de mi madre -aunque hace tiempo
que ya dejo la vida y muchos más que yo deje atrás aquella niñez mía-, pero aun
así, sentí cobijo entre los dolores de la agonía por tantas pérdidas que ya
perdí en la vida… y para que no se doliera el Alma, imaginé el acurruco de mi
Madre bella, de ojos azules y manos de seda, que me narraba cuentos e historias
mientras acariciaba mi cabello, cuando yo mantenía las ilusiones en sus
palabras que me decían que nunca muriera a mi positivismo divagando entre la
Luz eterna…
¿No es pérdida dejar atrás
las ilusiones?
¿No es perdida obviar la Aurora pensando en el Crepúsculo?
¿No es pérdida dejar que pasen los días sin haber disfrutado
ocasos y amaneceres?
¿No es pérdida pasear por la calle sin ser consciente de la
respiración, y de la alegría de estar vivo?
¿No es pérdida dejar de creer en el Infinito permitiendo que
nos cubra el desamparo?
¿No es pérdida obviar nuestro presente pensando en pasados y
futuros?
¿No es pérdida no decir un “te quiero”, obviando los deseos
del Alma?
Porque el tiempo no tiene marcha atrás ya que sigue
caminando hacia adelante. Y perdemos tanta felicidad pensando en el mañana sin
ser conscientes del ahora…
La vida es ahora. Y te preguntas ¿qué es el ahora?:
“Lo que ocurre entre el antes y el después. El antes ya fue,
es pasado. El después una incertidumbre tanto en tiempo como en circunstancias”
Es por ello que nuestra única realidad es el momento
presente.
¡Oh! Cómo divaga mi mente cuando se permite volar sola.
Me involucro en filosofar sobre el tiempo, la vida, las circunstancias,
la Muerte, Dios y su eternidad, y entonces me doy cuenta de que las reglas que
rigen lo demostrable no están presentes en las divagaciones, y a mí me gusta
que mis propias pisadas y pensamientos sean libres y vayan y regresen, mientras
que el razonamiento lógico se aquiete mirando el brillo de las Estrellas.
Bajo a la realidad del ahora, ya no divago.
Me cercioro de la Realidad aunque no la vean mis pupilas y
cuando cierro los ojos y aquieto el tiempo, el ahora me invita a su Eternidad
de Luz y Vida Eterna. Y entre todo ello estoy, estamos, viviendo
experiencias físicas… vestidos de seres humanos camino del Espacio
infinito.
Celia Álvarez Fresno.08-2021
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