¡Sálvame, madre, y no dejes que me engullan las olas!.
¡Sálvame, padre, y no dejes que me atenace este miedo a
vivir…! dicen los que sufren en estos mundos de violencia en donde un ser
humano asediado, vale, nada.
¡Sálvame Cielo!, que tienes tantos Cielos acumulados en ti.
Sálvame de las calumnias, de los naufragios, de las olas que
engullen.
Sálvame del dolor, de las noches de miedo. ¡Sálvame!
Y entonces una Voz, de Amor intenso y Luz de brillo dice:
“¿Salvarte de vivir? ¿Salvarte de las variadas experiencias
que tú mismo eliges para transitar vivencias?.
Salvado, eres.
Pero tus vivencias, esas que piensas entorpecen tu camino,
son tuyas. Las vives porque en tu elección y tú mismo, las elegiste, aunque hoy, pienses que son
castigos.
¡Vive, aprende, sé feliz!
Y no olvides que el Alma es una y las vivencias son las
establecidas por ella misma.
Ríete con la vida y recoge el pañuelo, para las horas del
llanto”
Celia Álvarez Fresno. 2021
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