Ya no tengo miedo. ¿Recuerdas?
Aquella mañana de domingo, lo tiré ladera abajo y me
desprendí de él para siempre.
El cielo me amparó cuando intentaba capitanear un barco que
no era el mío.
Era un trozo de idea que se aferró a mi memoria y que aquel
día ya pasado, se convirtió en ilusión tan solo.
Y entonces comencé a construir el buque del Amor, afianzando mis pisadas, sin tener en cuenta
las olas ni el mar bravo.
Y fui fuerte y creyendo en Mi Ser infinito, la vida me
brindó trazos de dicha y oro.
Y hoy soy feliz,
porque vivo esperanzada y segura de que al final del Camino no hay abismos y
sí, un paño que seca los sudores de esta vida, difícil en sí misma, pero
gratificante ya que, entre los senderos diversos de la experiencia, siempre
regresemos a Ti.
Y cuando el Alma conoce su inmortalidad e infinitud, la Paz
llega, para envolver el corazón.
Celia Álvarez Fresno 04-08- 2021
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